Crítica: Kvelertak "Kvelertak"

Y de nuevo un país nórdico es el encargado de lanzar a la palestra a otro grupazo, uno de los muchos que se crían por aquellos fríos y sombríos lares y que siempre son sinónimo de calidad y brillantez por el simple motivo de tener el certificado de residencia y la denominación de origen de aquellas preciosas tierras. Sin lugar a dudas es Escandinavia una fuente inagotable de buenos músicos y curiosamente es en el Rock donde más prodigan dicha faceta de creación y expansión, exportando "su producto" rápidamente y a las primeras de cambio al resto de países y continentes; recordando mucho a lo que hacían en los años 80 y 90 Estados como Alemania o el Reino Unido, pero que hoy en día están muy por detrás de otros como Suecia, Finlandia o Noruega por ejemplo. Y es de este último donde proceden Kvelertak, un sexteto noruego que ha revolucionado el mercado del rock con su primer disco, una obra magnífica y de proporciones magnánimas que seguro gustará a todos los amantes y seguidores del buen rock y del buen Metal. Una obra que enlaza y entremezcla una cantidad ingente de estilos y etiquetas yendo desde el Black Metal hasta el más puro Rock and Roll pasando por el Punk y el Hardcore más ecléctico.

Su homónimo debut está compuesto por once temas, todos ellos cantados en su lengua materna y quizá por este último apunte tienen ese componente que les hace tan especiales y diferentes, marcando un sello y estilo propio. Observar la portada es todo un lujo, te quedas abobado ante esta maravilla de pintura realizada por el vocalista de "Baroness" y que ya por sí sola incita a darle al "play" del reproductor e intentar descubrir los entresijos y secretos que se esconden bajo sus tapas. El comienzo con "Ulvetid" ya te atrapa de primeras con toda la banda gritando al unísono "Kvlertak!" en su inicio, seguido de un tempo totalmente black metal, con los bombos y platillos haciendo de las suyas mientras las guitarras se ajustan a un perfil mucho más hardrock y alejado de los típicos sonidos metálicos, logrando una conjunción perfecta y sibilina de estos dos estilos. "Mjod", su primer single, es otra maravilla. En este caso navegando por aguas embarradas con el punk como telón de fondo pero con una base rítimica igual de "pesada" que la anterior, con unos coros admirables y con un Erlend dejándose la piel en cada uno de sus gritos. Todo ello dan como producto dos minutos y medio de auténtico orgasmo musical que se alarga al escuchar la embriagadora "Fossegrim", con una más que abundante ración de guitarras traviesas y juguetonas servidas por el trío de hachas de la banda.

En la fría y desquiciada "Blodtorst" vuelve hacer acto de presencia el punk más loco salvaje así como los riffs más rockanroleros son los que marcan la seña de identidad de uno de los mejores temas del álbum, "Offernatt", donde nos damos cuenta de la fantástica producción que "sufrieron" las guitarras, que al igual que el resto del disco fue realizada de manera perfecta por Kurt Ballou, más conocido por ser el guitarrista de los extremos Converge. "Sjohyenar (Havets Herrer) y "Sultans Of Satan" nos muestran el lado más fiestero de la banda, son canciones hechas a medida para divertirse, para pasarlo en grande y no dejar de botar en cada uno de sus conciertos, donde nunca podría faltar la desaliñada "Nekroskop", llevando en la sangre ese sonido que a finales de los 70 pusieron en auge y de moda Rotten y Vicius; pero que a su vez va conjuntado con un sonido que parece haber salido de alguna de las bandas de jóvenes blackers que frecuentaban las reuniones del conocido como "Inner Circle" y que tenían lugar en Noruega a mediados de los 90.

"Liktorn" es blues y es rockanroll, es alegre y depresiva al mismo tiempo; te recuerda en algunos momentos a ACDC y en otros a Iron Maiden mientras que "Ordsmedar Av Rang" es 100% hardcore, con gritos esquizofrénicos y dementes por parte del señor Hjelvik . El "solo" es de los mejorcito de la canción con su toque épico y legendario que te trasporta a épocas antiguas y mitológicas. Y para cerrar este discazo otra de las mejores, "Utrydd Dei Svake" contiene una riqueza musical extraordinaria y fuera de lo común uniendo todos los elementos que los noruegos nos dejaron ver en sus diez cortes anteriores tales como: punk, folk, black metal, hardcore, riffs poderosos y elocuentes así como "solos" de auténtico infarto y fiesta ilimitada. Toda una lección de cómo hoy en día, en el complejo mundo musical que nos ha tocado vivir, todavía se puede innovar y ser mínimamente original y diferente. Esperemos verles pronto por aquí máxime después del intento fallido del "Resurrection Fest" de este último verano. La verdad que hay ganas de verles y poder disfrutar del directo de una de las bandas que seguramente más guerra den en los próximos años. Como disco y como banda Kvelertak se merecen un diez.

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