Crónica: KISS (Madrid) 03.07.2022

SETLIST:
Detroit Rock City/ Shout It Out Loud/ Deuce/ War Machine/ Heaven's on Fire/ I Love It Loud/ Say Yeah/ Cold Gin/ Lick It Up/ Calling Dr. Love/ Tears Are Falling/ Psycho Circus/ God of Thunder/ Love Gun/ I Was Made for Lovin' You/ Black Diamond/ Beth/ Do You Love Me/ Rock and Roll All Nite/ 

Si hace un par de años, alguien me hubiese dicho que estaría viendo a Alice Cooper, Kiss y Metallica, entre muchos otros, en la misma semana, habría pensado que se trata de una ensoñación causada por los meses de pandemia, pero no, la supuesta nueva normalidad ha llegado a nuestras vidas y, aunque la maldita enfermedad siga acechándonos, los conciertos han vuelto a nuestras vidas, para bien. El caso es que KISS prosiguen su camino en su supuesta gira de despedida y me cuesta horrores imaginarme que en semejante estado de forma decidan dejarlo; entiendo que la voz de Paul se resienta en las largas giras (no hay más que escucharle interpretando “I Was Made for Lovin' You” tras hora y media de esfuerzo), pero también que Gene, Paul, Eric y Tommy son una potente y bien engrasada maquinaria a la que no le hace falta toda la parafernalia que les acompaña en directo y, con todo, forma parte de su ser, de su manera de entender la música y reinventar, en su día, la música en directo. Hablar de KISS, como me ocurría hace unos días con Alice Cooper (en otras coordenadas muy distintas), es referirse a una banda que traspasó los límites musicales para formar parte de la cultura y crear un estilo de vida. A la pregunta realizada a Gene Simmons hace unos días en Barcelona, su respuesta; “claro que KISS es una empresa, cualquier banda lo es”, pero, querido Gene, pocas consiguen lo que la tuya ha logrado.

La gira de KISS llegaba a nuestro país con estatuas gigantes, enorme plataformas elevadoras que se convertían en ovnis, fuego, pirotecnia y sangre, confeti y, al menos más de una docena de singles de éxito, en un repertorio de veintitrés canciones entre las cuales, por supuesto que eché en falta algunas inexcusables, pero también vibré con “Detroit Rock City” y la banda descendiendo de los cielos, “Shout It Out Loud” o la inmediata “Deuce”. Gene soberbio, como siempre, Eric y Tommy cumpliendo con su papel a la perfección (ya está bien de escribir que es una vergüenza que Criss y Ace no estén en directo o que no deberían haber tomado sus personajes, el debate ya es estéril y la gira, la noche en Madrid, era una celebración) y Paul Stanley, por mucho que algunos critiquen sus continuas y repetitivas bromas, se gana el corazón de cada uno de los asistentes. ¿Y saben? Si no las hiciese, las echaría de menos, aunque las haya escuchado en cada una de sus visitas a nuestro país. Paul es Paul y, como Gene, tienen un huequito en mi corazón tras tantas horas de música a mis espaldas.

Es muy difícil resistirse a “Heaven’s On Fire”, “I Love It Loud” (con Gene escupiendo fuego) o “Lick It Up”, “Say Yeah” fue coreada, como bien sonó “Cold Gin” (me habría encantado escuchar “Parasite”) y el solo de Thayer, aún echando de menos a Ace, fue tan divertido como siempre con su Les Paul convertida en un lanzacohetes. Tras “Tears Are Falling” llegó “Psycho Circus” (un single que me encanta) y el consabido solo con Gene escupiendo sangre, antes de atacar “God Of Thunder”. ¿Faltaba algo? Por supuesto, Paul volando sobre nuestras cabezas en “Love Gun” y todo el WiZink convertido en una discoteca con “I Was Made for Lovin' You”. “Black Diamond” y los bises con Eric al piano interpretando “Beth”, “Do You Love Me” y otra noche para el recuerdo con “Rock And Roll All Nite”. Como decía Paul Stanley en sus redes sociales; “La fiesta se acaba, pero, ¿y los recuerdos? Vivirán por siempre"

La primera vez que, como me ocurre con Slayer, si la banda decidiese seguir tras su gira de despedida, no me sentiría engañado y acudiría con la misma ilusión a su próximo concierto. Como afirmaba con Alice Cooper, habrá un día en el que echemos la vista atrás y seamos conscientes de todo lo que hemos disfrutado, pero también resulte imposible no echar de menos a Ozzy, Bruce, Hetfield, Lars, Van Halen, Cooper o Gene y Paul. De verdad que lo siento por todos aquellos que se lo han perdido o no lo valoran, esto no es cuestión de explicarlo o racionalizarlo, de criticarlo desde la amargura de una juventud que ha envejecido, para mal, antes de tiempo, esto es cuestión de tripas, si no eres capaz de sentirlo, es una pena.

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