Crónica: Wilco (Madrid) 28.06.2022

SETLIST:
Misunderstood / Story to Tell / I Am Trying to Break Your Heart / Kamera / Cruel Country / Hints / Poor Places / Hummingbird / Bird Without a Tail / Base of My Skull / Tired of Taking It Out on You / Everyone Hides / Random Name Generator / Impossible Germany / All Across the World / You and I / A Lifetime to Find / Box Full of Letters / Jesus, Etc. / Country Song Upside-Down / Dawned on Me / Heavy Metal Drummer / I'm the Man Who Loves You / Shot in the Arm / Falling Apart (Right Now) / Red-Eyed and Blue / I Got You (At the End of the Century) / I'm a Wheel/

Cuando salí del festival, lo hice tan confuso como a la entrada y con dos preguntas fundamentales; ¿tiene claro la organización cuál quiere que sea su público objetivo? ¿me gustan Wilco por las canciones que llevan componiendo ya trece años o por aquellas anteriores por las que, como yo, todo el mundo suspira en directo? La primera pregunta la puedo explicar a tenor de lo que llevo viviendo ya varios años; el emplazamiento del festival es magnífico, la organización pulcra, la oferta variada, el cartel tan variopinto como resultón y el ambiente, en general, es agradable. Pero, si pensabas que no hay cosa más patética que ver a cientos de veinteañeros perder el control en cualquier festival, ver hordas de guiris borrachos en el Mad Cool o cientos de metaleros hacer el cafre, es porque no has visto a boomers borrachos como cubas, metiendo la pata y haciendo el gañán vestidos de lino y gafas de pasta; hubo un momento de la actuación de Wilco el pasado martes en el que el núcleo duro de seguidores de la banda, situado a pie de escenario y otros tantos en las gradas, aguantamos con estoicismo el ambiente etílico de algunos que van al festival porque es una cita estival y que toque Nick Mason o Steve Vai es algo casual, tan innecesario como el apasionamiento que muestran a cientos de metros del escenario en las terrazas del festival o el trasiego en las barras. Sé que puedo parecer exigente o un poco esnob (seguramente, ambas cosas, me da igual) pero soy de los que creen que el público es parte del binomio necesario y este puede potenciar la actuación del propio artista en ese intercambio de energía, no es el caso de lo vivido con Wilco en sus dos últimas ocasiones en el mismo festival; cuando presentaban “Star Wars” (2015), por ejemplo, y ahora con “Cruel Country” (2022).

A la segunda pregunta es más fácil responder; gustándome el Americana y Uncle Tupelo, Son Volt, The Jayhawks o Whiskeytown (por citar unos pocos), la producción que más he disfrutado siempre de los de Chicago es la que grabaron a partir de “Yankee Hotel Foxtrot” (2002), para mí su obra cumbre, la maravilla que es “A Ghost Is Born” (2004) y el incomprendido en su día “Sky Blue Sky” (2007), a partir de ahí ha habido más traspiés (“Wilco”, “Star Wars”, “Schmilco” u “Ode To Joy”) que aciertos (“The Whole Love” o el reciente “Cruel Country”) y, con todo, incluso en sus momentos menos inspirados Wilco son Wilco y son capaces de desgarrarte el corazón o dar su mejor concierto, pero el martes me resultó francamente difícil responderme a mí mismo, ¿Me gustan Wilco por lo que grabaron en el pasado o por su producción actual?

Tweedy y los suyos, subieron al escenario por segunda noche consecutiva en Madrid, con Nels Cline recuperado para suerte de todos nosotros, atacando un repertorio siempre cambiante (también, por suerte, ya que son una banda que está viva), con canciones como “Misunderstood” o “I Am Trying to Break Your Heart” pero un concierto, en definitiva que abandonó su etapa más ruidosa y experimental a favor de una más acústica, complaciente y menos arriesgada. Tras “Poor Places”, el primer suspiro llegó con “Hummingbird” y bellos momentos de “Cruel Country” (“Bird Without a Tail” o “Base of My Skull”) que fueron entremezclándose con “Random Name Generator”, la maravilla que sigue siendo “Impossible Germany” con Nels Cline tan genial como siempre en ese constante vaivén de guitarras (su Jazzmaster negra es mi favorita), “You and I” y la ya clásica “Jesus, Etc.” para cerrar el cuerpo central con “Heavy Metal Drummer” y abrir los bises con la consabida “Shot In The Arm”, la dupla de “Being There” formada por “Red-Eyed and Blue” y “I Got You (At the End of the Century)” o el final con “I’m A Wheel” y una banda que es, literalmente, perfecta en directo con Jorgensen, Sansone y Stirrat, además de Sansone o Tweedy y el maestro Cline, atendiendo a sus seguidores tras el concierto. No se puede pedir más o quizá sí, pero diferente; quizá un festival (pequeño, como es) pero en el que el público no crea estar asistiendo a una verbena y una banda que sea capaz de trasladar ese entusiasmo del directo al estudio. Cosas mías, sin duda…

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