Crítica: Septicflesh "Modern Primitive"

Si algo me ha sorprendido de “Modern Primitive” es su poca repercusión; un álbum grabado por Septicflesh siempre debería ser noticia, no porque los griegos hayan parido un nuevo título sino por la calidad intrínseca a la banda, por parte de unos músicos repletos de talento, pero también ambición. Y si algo podíamos esperar tras la publicación de “Codex Omega” (2017) era una vuelta de tuerca y, más aún, tras "Infernus Sinfonica MMXIX" y la constatación de que a los griegos les sientan bien los arreglos grandilocuentes en directo, que su propuesta bombástica podría ser exprimida todavía aún más. El resultado es “Modern Primitive” con una platea coral, la ayuda del omnipresente Jens Bogren, y una suerte de músicos invitados que redondean el producto tiñéndolo de influencia griega. Sin duda, interesante y sonando tan bien como sería de esperar, porque Septicflesh son incapaces de grabar algo que no rebose calidad, pero, en mi modesta opinión, resulta demasiado excéntrico por momentos; amo “Codex Omega” (2017) y "Communion" (2008) o "The Great Mass" (2011), no pillándome por sorpresa ningún adorno instrumental o el metal sinfónico con tintes progresivos y técnico que practica la banda pero, más allá de la unión tan interesante entre sus raíces (y lo primitivo) a lo más moderno o actual, hay canciones que me cuesta recordar y, más allá de la virguería técnica o el bonito adorno contemporáneo en el estudio gracias a la banda y el propio Bogren, las composiciones de “Modern Primitive” no me terminan de convencer. No puede tildarse de crítica negativa, sino más bien la manifestación de un gusto personal; me encanta el sonido de la banda y el concepto que Septicflesh manejan en su nuevo álbum, pero las canciones no me parecen merecedoras de ello; podrían haber mezclado esa vertiente más primitiva en contundencia y un producto más directo y menos elaborado en contraposición a los elementos más modernos.

“The Collector” arranca de manera evocadora hasta que la banda entra como un elefante en una cacharrería, con Lechner golpeando como un titán y Sotiris encargado de las voces limpias, mientras Seth se deja la garganta, siendo la más accesible y la que mejor muestra el ejercicio de escarbar en sus raíces, pero es en “Hierophant” en la que aparece la hipérbole, la exageración, también la épica y la majestuosidad, pero se pierde ese lado primitivo que en “The Collector” habían sabido pintar con tanta maestría, además de la aparición de la parte coral que dominará, en gran parte, todo el álbum. “Self-Eater” posee los elementos sinfónicos, pero también cierto influjo gótico en el groove de las estrofas, ese mismo tono del que "A Desert Throne" se aprovecha (tras la introducción coral para romperse por completo cuando los griegos entran en la composición), y explotan en “Psychohistory”, con un magnífico trabajo de Antoniou y Sotiris en las guitarras y su riff principal, sonando más cercano al djent que al death metal sinfónico. 

Mientras que “Coming Storm” y su machacón fraseo o “Modern Primitives” aportan poco al álbum y abusan del esquema; introducción folk, golpe de la banda, groove, puente coral y avasallamiento sinfónico. Una composición que delata el objetivo de los griegos, pero también se repite a lo largo y ancho del álbum, sumado a la poca inspiración de la pluma, bajando la nota global de un disco en el que el gancho es evidente, pero termina perdiendo efectividad cuando es ejecutado nueve veces y no todas se soluciona con el mismo ingenio. “Modern Primitive” gustará a los seguidores y les mantiene en la memoria, además de servir de excusa para girar, pero supone una pequeña decepción (si es que podemos referirnos así a Septicflesh) tras “Codex Omega” (2017) y la sensación de que eran incapaces de publicar algo que no bajase del sobresaliente. “Modern Primitive” es vibrante pero a ratos, los destellos son efímeros; a veces, las vueltas de tuerca no significan mejorar sino, simplemente, complicarse.

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