Crítica: Warbringer “Weapons of Tomorrow”

No resulta nada difícil escribir sobre Warbringer porque la escucha de cada uno de sus discos siempre produce placer y, más aún, cuando uno siente que, probablemente, han grabado su mejor disco hasta la fecha. Algo nada sencillo si tenemos en cuenta el alto nivel de los de Newbury Park y obras como "Waking Into Nightmares" 2009) y "Worlds Torn Asunder" (2011) pero, si ya "Woe to the Vanquished" (2017) demostró sus ganas de crecer, es con “Weapons Of Tomorrow” con el que uno siente que han dado un salto cualitativo, no sólo a nivel compositivo sino también en su sonido; no siendo su habilidad algo que deba ser puesta en duda sino la dirección de un disco que, sin abandonar el thrash, coquetea con algo de death y desarrollos con gusto por el progresivo. Un sonido masivo que crece con cada escucha y que nos invade como oyentes cuando, sonando “Firepower Kills”, uno tiene que abrise paso entre las guitarras de Carroll y Becker y la agudísima voz de John Kevill. El thrash es evidente, el sonido traqueteante de las guitarras y la fiera batería de Cruz pero, al mismo tiempo, uno siente que esto es mucho más que thrash, que la música de Warbringer posee tanta rabia y velocidad como magnificiencia. Ese mismo sentimiento que destila "The Black Hand Reaches Out", exactamente igual que la anterior pero aún más pegadiza, Kevill suena aún más salvaje y, aunque Warbringer se relajen, el sonido es tan contundente que todo funciona a la perfección.

"Crushed Beneath the Tracks" es el punto de inflexión que todo buen álbum necesita en su tercer corte, ahonda en la herida, nos despierta aún más y los coros retumban en nuestra cabeza, pero es con “Defiance of Fate” con la que el álbum estalla por completo y Warbringer parecen encontrarse en esa exploración. No sólo suenan actuales sino que consiguen atrapar parte de la magia de los Metallica de los ochenta, cuando las guitarras se tornan más melancólicas y solean o la canción se tiñe de pura emoción (algo que repetirán con "Power Unsurpassed" y el trabajo de Carroll y Becker centrifugando sus guitarras). Cuando juegan en “Heart Of Darkness” y se oscurecen más que cualquier banda de black pero la saben llevar a su terreno y la convierten en puro y duro thrash. ¿Warbringer mezclando black con thrash? Así es y suena magnífico y, lo mejor; genuino.

Lástima que “Outer Reaches” o “Unraveling” no cuajen o no terminen de convencer, haciendo bajar la nota a “Weapons Of Tomorrow”, buenos temas pero lejos del resto de material que compone el álbum, canciones con fuerza pero sin la magia del resto. Como, por ejemplo, la oscurísima “Notre Dame (King of Fools)” y toda su épica, su desarrollo y guitarras y un final a la altura de las circunstancias, “Glorious End”, con la que sin llegar al power, son capaces de erizar todos y cada uno de los vellos de tu piel, demostrando las ansias de crecimiento y la importancia de un subgénero que Warbringer convierten en vehicular, como es el thrash (con Cruz en estado de gracia tras los parches).

Como aseguraba al comienzo de esta crítica, Warbringer suenan tan potentes como siempre, pero son aquellas canciones en las que demuestran su constante evolución las que aúpan “Weapons Of Tomorrow” entre sus mejores trabajos, en el que tan sólo hay un par de traspiés que lo alejen de la obra maestra en la que podría haberse convertido. Warbringer no decepcionan, ni ahora, ni nunca y lo sabes…

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