Crítica: High On Fire "Electric Messiah"

Suena "Spewn from the Earth" y creemos estar escuchando de nuevo “Blood Mountain” de Mastodon y no precisamente porque High On Fire copien descaradamente a los de Atlanta sino por la brutal frescura y la toma de apuntes de Hinds, Dailor y Sanders que nunca han ocultado que, para la formación de su banda, tomaron tantos elementos de Neurosis como de los de Matt Pike, a los cuales acudían a ver en concierto varias veces por semana y con los que siempre se han mostrado agradecidos. Con ello, lejos de querer deslucir el mérito de los autores de “Leviathan” o “Crack The Skye”, tan sólo evidencia dos cosas; la primera, la inmensa calidad que atesoran High On Fire y el gran público parece ignorar (por suerte para nosotros) y, en segundo lugar, lo primitivo y cáustico de una propuesta que, para Pike, es su seña de identidad, pero para Sanders fue el punto de partida de su proyecto, lienzo sobre el que pintar su propia obra. High On Fire es la versión original, cruda y sin adulterar por el éxito de Mastodon, una banda que literalmente adoro pero en la que echo en falta el puntito salvaje que sí luce Pike. Producido por el también genial Kurt Ballou (Converge), “Electric Messiah”, es un esfuerzo tan notable como de costumbre, superior a “Luminiferous” (2015) e incluso “Snakes For The Divine” (2010) pero lejos de “The Art Of Self Defense” (2000), “Blessed Black Wings” (2005) o “Death Is The Communion” (2007), obras magnas del stoner, el sludge, el metal progresivo o, como diablos queramos denominarlo.

"Spewn from the Earth" y Kensel parece tomar las riendas de los caballos de High On Fire mientras Pike, más sucio que nunca en su tono y una guitarra de distorsión crujiente, parece escupir la letra con la ayuda de Matz. El lento movimiento de acceso a la gruta en "Steps of the Ziggurat / House of Enlil", son nueve minutos de sinuoso descenso hasta llegar al magnético y verdoso interior con el que nos deslumbran en la portada, nueve minutos de emoción y tensión, nueve minutos que se hacen breves gracias a la narración y pericia instrumental, hasta “Electric Messiah” por Motörhead, olvidándose del sludge o el stoner y acelerando el rock de Lemmy hasta convertirlo en thrash, una descarga vehemente y electrizante que no hace sino confirmar que el álbum de High On Fire, como no podía ser de otra manera, es uno de los mejores de un álbum que ya se despide.

Pero Pike, Matz y Kensel no lo ponen fácil al oyente más casual, "Sanctioned Annihilation", son diez minutos de heridas abiertas y desesperación, de vaivenes y golpeos contra las cuerdas, de drama y dolor, de guitarrazos que son como sal sobre una llaga, abrasadores y punzantes. Esos mismos que en “The Pallid Mask” son los que conducen la canción o en la groovie "God of the Godless" se llevan el protagonismo entre medios tiempos y acelerones de thrash, de nuevo. “Freebooter” no baja el ritmo, Pike no lo estima oportuno y High On Fire parecen perseguirse unos a otros, creando una trepidante sensación de velocidad que ya querrían muchas bandas de metal para sí, la voz de Matt se acerca más a la de Lemmy Kilmister que a la suya propia, mientras Kensel parece dejarse las manos y Matz golpea las cuerdas de su bajo en un orgasmo sonoro que te hace sentir estar escuchando un concierto, en lugar de un álbum de estudio. "The Witch and the Christ" rompe el ritmo con sus constantes cambios mientras en “Drowning Dog” regresan a la épica y una guitarra tan sabrosa como evocadora, bajando el tempo, pero ganando en emoción y Pike recordándonos de nuevo a Kilmister, es inevitable recordarle.

Puede que sea por el constante ascenso de Mastodon o el regreso de Sleep, pero High On Fire parecen estar viviendo una popularidad y notoriedad que en el pasado les fue negada y, lo mejor de todo, sin que su música, su arte, se vea afectado por ello. No soy de los esnobs que creen que las bandas pierden su esencia, creatividad o inspiración cuando acceden a un público mayor pero no puedo dejar de pensar lo afortunados que serán muchos amantes de la música cuando descubran a High On Fire, esos otros para los que todavía no existen, pero lo harán y aquellos que llevamos años escuchándolos y volvemos a relamernos con “Electric Messiah”, estamos todos de enhorabuena, han vuelto a firmar otra joya…


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