Crítica: Six Feet Under “Torment"

A Six Feet Under, como a muchas otras bandas, hay que entenderlo como el proyecto personal de Chris Barnes y, honestamente, adoro a este tipo. Siempre me ha parecida un artista de talento al que no le hace ya falta demostrar su valía, polifacético y ajeno a las modas, alguien auténtico sin pelos en la lengua que no duda en aclarar por qué dejó Cannibal Corpse o utilizar sus redes sociales para mostrar escenas de su vida doméstica en lugar de promocionarse y, aunque los discos de Six Feet Under, siempre tendrán un lugar en mi corazón, es justo reconocer que la carrera de Barnes es de todo menos regular; si tras dos discos notables como “Undead” (2012) o “Unborn” (2013) se marcó dos mediocridades como “Crypt Of The Devil” (2015) y “Graveyard Classics IV” (2016), que no dejan de ser curiosidades en la discografía de la banda, tampoco antes ha tenido más aciertos y discos como “Death Rituals” 82008), “Commandment” (2007), “Bringer Of Blood” (2003), “True Carnage” o cualquiera de los cuatro volúmenes de sus “Graveyard Classics” le alejaban estrepitosamente de sus mayores momentos de gloria; “Haunted” (1995), “Warpath” (1997), “Maximum Violence” (1999). Es cierto que las noticias sobre el nuevo álbum de Six Feet Under llegaban con cuentagotas y los adelantos no evidenciaban quizá su mejor trabajo. Además, las contínuas espantadas de músicos en el seno de la banda en los últimos cinco años con la marcha de Terry Butler, Greg Gall y Allen West se habían sumado las recientes de Swanson,Talley y la que más me duele, la del simpático Ola Englund (al cual tuvimos la suerte de entrevistar hace unos años). En definitiva, de los mayores esfuerzos de Barnes con Six Feet Under (los recientes “Undead” y “Unborn”) ya no quedaba casi ningún músico, tan sólo Jeff Hughell quien se ha echado sobre los hombros las labores compositivas de este “Torment” dejando a Barnes la tarea de escribir unas letras que no, tampoco dejarán huella en ningún oyente y mucho menos marcarán un antes y un después en su carrera o el género.

“Torment” (un título más que apropiado para bautizar un disco de Six Feet Under, death metal o uno que sea auténticamente abominable) no suena nada mal, es más; ¡suena estupendo dentro de los parámetros en los que debe sonar! El trabajo de Zeuss (Revocation, Soulfly o el propio Barnes) es todo lo grave y crujiente que podríamos esperar de un disco de death metal firmado por Six Feet Under. Las guitarras (todas interpretadas por Jeff Hughell) suenan muy bien pero sin toda la personalidad que debieran debido quizá a la visión unipersonal de un sólo músico, igual que la batería de Marco Pitruzzella es reseñable pero termina empastándose en alguna que otra canción en ese mar de graves. No, el problema de “Torment” no es la producción o el sonido, el verdadero problema del disco es que no está a la altura de Six Feet Under y, a pesar de algún riff (como en “Slaughtered As They Slept”) es un auténtico suplicio escucharlo si conoces a la banda y entiendes en lo que se han convertido y la aparente falta de inspiración o el desgaste.

“Sacrificial Kill” o “Exploratory Homicide” son un buen ejemplo de que las cosas no funcionan como debieran desde el principio; un buen envoltorio con un sonido reconocible pero son quizá los seis minutos más largo que he escuchado nunca en un disco de death metal porque en ellos no ocurre absolutamente nada, como en la pesadísima “The Separation Of Flesh From Bone” con un riff atroz (en el peor sentido de la palabra), tanto que en “Schizomaniac” (aunque te cueste identificar que la canción es otra) agradecerás como el agua una composición menor como “Skeleton” pero que aquí, en “Torment”, funciona quizá porque es la única a la que podremos agarrarnos y salvar de la quema, como “Slaughtered As They Slept” y su trepidante ritmo. Pena que haya que pagar el peaje de “Knife Through The Skull”, “Obsidian” o “Bloody Underwear”, canciones en la que ni siquiera el morbosísimo y negro sentido del humor de Barnes nos hará reír levemente o la predecible “Roots Of Evil”, al igual que “In The Process Of Decomposing” es todo un tormento que nos hará entrar sin ganas en “Funeral Mask”

Un álbum que incumple la extendida tésis de los discos que crecen con las escuchas porque el nuevo de Six Feet Under decae con cada una de ellas y deja un poso aún más amargo según lo pinchamos una y otra vez. No es un disco horrendo es simplemente flojo, poco acertado e inspirado, aburrido, predecible y quizá lo peor, genérico. Imperdonable en alguien de la talla de Barnes al que quizá los años no estén sentando todo lo bien que debieran cuando su visión artística no parece evolucionar en consonancia.


© 2017 Jack Ermeister