Crítica: Sinsaenum "Echoes Of The Tortured"

Lo primero que pensé al comprar este vinilo fue; ¿por qué doble? Lo siguiente al pincharlo fue; pero, ¿por qué doble, por qué? ¡Veintitrés canciones son demasiadas! No habría tiempo suficiente en la vida si todas las bandas publicasen discos con más de una veintena de canciones y, menos aún, si se trata de un debut. Es más, hundamos más nuestros dedos en la herida; no hay sello discográfico que aconseje, aguante, financie y promueva a una banda desconocida que quiera estrenarse con un álbum de más de diez o doce canciones y no hay aficionado a la música que sea tan generoso como para darle tal oportunidad a un artista en un formato que, de no ser por sus protagonistas, no nos habría llegado nunca. Pero, claro, todo cambia cuando uno menciona que Joey Jordison (exbatería de Slipknot) forma parte del proyecto y, además; Frédéric Leclercq (Dragonforce), Attila Csihar (Sunn O))) y, por supuesto, Mayhem) a las voces junto a Sean Zatorsky (Dååth), Heimoth y Stéphane Buriez. En mi caso, gracias a Leclercq y, por supuesto, Attila Csihar llegué a tomarme en serio a esta formación que toma su nombre de la contracción de “Sin” e “Insane”; ellos han sido definitivos para que haya prestado atención al primer álbum de Sinsaenum. Además, a esto debía sumarle la noticia de que estaban trabajando con el famosísimo Jens Bogren (Opeth, Katatonia, Paradise Lost, Bloodbath, Amon Amarth, Soilwork, Haken...), los espectaculares adelantos que fueron "Army Of Chaos" y "Splendor And Agony" y además el regalo de su primer EP firmado por toda la banda. ¿Cómo iba a resistirme a escuchar este “Echoes Of The Tortured?

Y, sin embargo, la sensación no podría ser más agridulce, el álbum produce sentimientos encontrados; es un buen disco, hay grandes canciones y la producción es magnífica (recomiendo, si es posible, escucharlo en vinilo) pero sigo sin entender qué les ha llevado a incluir once canciones instrumentales salteadas entre tema y tema que estropean la experiencia como tal de la escucha del disco porque, a pesar de que pueda llegar a comprender el frenesí creativo que debieron vivir este grupo de amigos en el estudio, el propio Bogren, Attila, Leclercq o Jordison deberían pensar en este álbum como un todo y no un soporte en el que registrar, sin ningún tipo de autocensura o contención, el mayor número de canciones posible para su propio disfrute y no del oyente medio que no encontrará gran coherencia en esos constantes saltos entre el brutote metal que practican (sin querer etiquetarlo todavía) y esas piezas más propias de una banda sonora que de un disco de estas características. Imagínese el lector de estas líneas su álbum favorito de metal y un tema instrumental de poca duración, a cada cual más variopinto, rompiendo por completo el clímax, logrando el interruptus, sintiéndonos constantemente en un juego sexual de ‘tease and denial’

Si eliminamos esas canciones (mal que me pese porque hay algunas excepcionales como “Excommunicare” que deberían haber dignas introducciones o desarrolladas con cordura logrando temas de verdad y no fragmentos), “Echoes Of Tortured”, cuando conseguimos comernos el pescado tras retirar todas las espinas, es sólido y coherente en su estilo, con unos músicos solventes dando lo mejor de sí pero sonando naturales. “Splendor And Agony” es una forma salvaje de abrir un álbum y su retorcido puente rezuma maldad, “Inverted Cross” es un torbellino que nos recordará, por supuesto, a Behemoth mientras “Army Of Chaos” es la más directa de todo el disco, un single en potencia (dentro de los parámetros del metal extremo y sus consecuentes limitaciones comerciales). Las pesadísimas “Army Of Chaos” o “Final Curse” son buenos ejemplos de ese metal más maduro (lejos del histrionismo, lo fácil) que no pierde consistencia o dureza con unas magníficas líneas vocales y unas dobles voces muy trabajadas y marcan, sin saberlo, el cariz del álbum. Canciones en las que, pese al excelente trabajo de Leclercq y Buriez (sencillamente geniales), me sobran esos armónicos artificiales y estrangulamientos de las cuerdas con la barra del trémolo en un género tan salvaje como el del death metal más oscuro (como ese innecesario e impropio ‘tapping’ en “Final Curse”).

En “Condemned To Suffer” volvemos a ponernos serios con la que quizá sea la mejor canción del álbum y cuya magnífica introducción nos demuestra que todo ese material sobrante, todas esas piezas instrumentales que tanto he criticado, debería haber sido utilizado con cabeza como es el caso de “Condemned To Suffer” en la que conviven todos los aciertos de Sinsaenum y, claro, logran un gran tema. O la exhibición rítmica de “Sacrifice” en la cual parecen sacarle filo a todo su potencial como grande resuena “The Forgotten One” con su tinte heroíco y ese doble bombo como una Uzi. En “Anfang Des Albtraumes” (‘Beginning Of The Nightmare”) tendremos al Attila más teatral recitando la apertura de las mismísimas puertas del infierno y, a estas alturas, del álbum uno agradece algo de la inherente maldad que desprende la exótica garganta del Húngaro cuando se pone místico.

Aquella que da título al álbum es puro death metal con sabor clásico, repleta de grandes riffs y un genial solo de Buriez antes del broche de oro que supone “Gods Of Hell” en la que, como en la anterior, son capaces de fusionar con éxito el pasado con el presente; ese toque ‘old-school’ con la ilusión de seis músicos que, como ellos dicen, siempre que se cruzaban en la carretera hablaban de una colaboración que parecía que nunca iba a ocurrir. Como regalo, “Death Is The Beginning”, ya conocida por todos y que es una auténtica bomba de relojería; pasada de revoluciones y salvaje que nos deja con ganas de más, mucho más.

Un disco estupendo cuya nota final baja considerablemente por su exceso de minutaje y, dígamoslo sin miedo; puro y duro relleno. Por lo menos es bastante más digno que Murderdolls o Scar The Martyr pero mucho me temo que, más que un acierto, es debido a que Jordison aquí es uno más y se limita a cumplir su papel tras los parches más allá del lógico reclamo que todavía supone su nombre. Si hubiese una continuación (que lo dudo debido a sus agendas pero lo cuestiono a raíz del éxito y las buenas críticas), por favor, que se limiten a un álbum sencillo y olvíden la épica forzada y la grandilocuencia de las bandas sonoras de serie B…


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