Concierto: Foo Fighters (Madrid) 06.07.2011

SETLIST: Bridge Burning/ Rope/ The Pretender/ My Hero/ Learn to Fly/ White Limo/ Arlandria/ Breakout/ Cold Day in the Sun/ Long Road to Ruin/ Stacked Actors/ Walk/ Dear Rosemary/ Monkey Wrench/ Let It Die/ These Days/ Generator/ Best of You/ Skin and Bones/ All My Life/ Wheels/ Times Like These/ Young Man Blues (de Mose Allison)/ Tie Your Mother Down (Queen)/ This is a Call/ Everlong/

Reconozco que tenía ganas de asistir a este concierto y poder escribir sobre él. En parte porque, después de ver al grupo cinco veces, creo que mi opinión puede ser bastante más objetiva que la de muchos de las miles de personas que les han vuelto a ver esta pasada noche. Parece mentira pero hubo una época en la que Foo Fighters eran fijos en nuestros escenarios y eran capaces de repetir en la misma ciudad con pocos meses de diferencia. 

Pero tras "There's Nothing Left To Lose" todo eso cambió y no fue precisamente porque fuese su mejor o más exitoso disco sino porque Grohl se lanzó a hacer "las américas" y prefirió actuar por toda norteamerica y los principales festivales europeos (además de la inclusión de temas del grupo como banda sonora de funestas películas, una mayor atención al videoclip y la diversificación de sus esfuerzos en proyectos como Probot, Them Crooked Vultures o su participación en las diversas publicaciones y reediciones que del material de Nirvana se han hecho) que patearse salas de pequeño aforo noche tras noche, nada que objetar, una buena estrategia comercial. 

Y nos encontramos en pleno mes Julio madrileño, con un calor sofocante y todo vendido para el Palacio de Deportes desde hace meses. No deja de sorprenderme (aunque sepa de sobra los motivos entre los que incluyo los tiempos que corren, la mayor difusión de la música por internet y el poco dinero disponible de un público que prefiere gastárselo en actuaciones en vivo que en discos) que Dave Grohl llene con su grupo un recinto con tanta capacidad cuando las dos primeras veces que los vi (con Built To Spill y El Inquilino Comunista como teloneros) no llenaban apenas una sala de mil personas e incluso La Riviera se les quedó enorme mostrando grandes calvas y balcones vacíos, la tercera; llenaron a duras penas la, ya por desgracia extinta, sala Canciller (con Verbena, un grupo de Sub Pop, como aperitivo) y la cuarta era una presentación para cuatro gatos en una tienda de discos que ahora se ha convertido en una tienda de zapatillas de la calle Hortaleza. Por tanto, entended mi sorpresa, sé que han tocado en Wembley varias noches y son saludados como los nuevos reyes del denominado "rock arena" pero les conozco muy bien y sigo sin entenderlo. 

Varios periódicos de tirada nacional recogían la noticia y, visionarios ellos, advertían de lo que podía ser una noche histórica con un Dave Grohl, antiguo batería de Nirvana, que ha sabido reinventarse y no se ha aprovechado nunca (ni ha tenido intención de ello) y ha querido hacer leña del árbol caído. ¿Cómo? 

A estos medios habría que recordarles que, aunque a Kurt Cobain le gustaba la fortísima pegada de Grohl con las baquetas, en la última etapa del grupo (en esa en la cual se planteaba mandarlo todo a paseo) Grohl era uno de los que iba a salir por la puerta a la mínima oportunidad y que, tras la muerte de Cobain, Dave (más perdido que otra cosa) suplicó a Novoselic (bajista de Nirvana y amigo íntimo de Kurt) formar un grupo junto con Pat Smear (guitarra de directo del grupo de Cobain y ex-Germs), por lo tanto; no es que Grohl nunca se haya aprovechado y sea un santo, es que no podía hacer otra cosa que resignarse a ser incapaz de llenar nunca el hueco dejado por Kurt y haberlo intentado habría significado el ridículo más espantoso. En definitiva, formó Foo Fighters porque no tenía otra salida, no por decisión propia. 

Grohl en Madrid
Por Juan The Fly Factory
 
Tras ocho o diez años sin pasar por España, según el propio Grohl (que no debe recordar que su último concierto en estas tierras fue en el sótano de una tienda en la que no cabíamos ni doscientas personas), los Foo Fighters aparecieron en un Palacio de Deportes lleno hasta la bandera. Sorprende ver cómo los efectos de la "globalización" han llegado también a los conciertos e igual que cuando uno viaja a uno u otro país siempre hay un McDonalds, un Starbucks o un Zara (restándole personalidad a la ciudad que conocemos por primera vez), los conciertos de esta última década son clónicos en cuanto a su concepción escénica; equipo de sonido colgado del techo, pantallas móviles de alta definición, luces láser y una pasarela o escenario íntimo situado en el centro de la pista, ideal para actuaciones acústicas. Así, Foo Fighters se han asimilado al resto de grupos de ahora y poseen todos los clichés de los artistas a los que hace diez años criticaban. Mientras que los Foo Fighters del primer disco, allá por 1995, sonaban frescos, los de ahora tienen más en común con Coldplay o Kings Of Leon que con Nirvana o Hüsker Dü. 

Comienzan con "Bridge Burning" y "Rope" (ambas de su último disco), "The Pretender", "My Hero" y llegué a ilusionarme con la energía de Grohl hasta que comenzaron a versionarse a sí mismos en "Learning To Fly" y a aburrir con las soporíferas "White Limo" y "Arlandria". Cuando llegó "Breakout la estampa en las gradas era muy diferente a como relatan los periódicos, la gente estaba sentada y aburrida, como si estuviese en el cine.

Grohl en Madrid
(Foto de El Mundo.es)
Cierto es que Grohl es un buen showman, cae bien, es simpático y sus bromas son agradables pero cuando una canción de escasos tres minutos te la alarga hasta casi los diez y sus chistes se extienden entre tema y tema, la sensación es de aburrimiento y bajo ese "buenrollismo" el concierto de Foo Fighters se vino abajo a la séptima canción. 


Navegaron entre buenos temas y otros infinitamente más mediocres; el concierto duró dos horas y cuarenta y cinco, así que pueden echar cálculos si la media de duración de cada corte es de tres minutos... 

La alegría de volver a tener a Pat Smear en el grupo (aquel que todos conocimos como guitarrista de directo de la gira In Utero) pronto se disipó cuando el papel de éste se limito a ser un mero comparsa de Grohl y sus delirios escénicos. Al final del concierto y estirando los minutos de forma innecesaria, hicieron un "Young Man Blues" (de Mose Allison), "This Is A Call" y "Everlong" (de su olvidado, "The Color And The Shape") en automático, por no hablar de la garajera versión de Queen, del sonido mejor ni hablamos. 

Podría decirte que fue el concierto del siglo, del año, pero te estaría mintiendo. Me gustaría preguntarle a Dave Grohl por qué, si este concierto iba a ser tan especial (como él mismo dijo en Madrid; "el mejor concierto de Foo Fighters en España") por qué se ha limitado a tocar las mismas canciones, en el mismo orden, que en los últimos diez conciertos de esta gira. También me gustaría preguntarle por qué se ha convertido en todo lo que él criticaba hace veinte años pero, mucho me temo, que la respuesta sólo la saben Novoselic y Cobain. 

© 2011 Jesús Cano