Crítica: Sunn O))) “Life Metal"

Descubrir es conocer y entender. Si me hubieses preguntado hace diez años por Sunn O))), te habría mirado con sonrisa irónica y colmillo goteante mientras, con toda la acidez del mundo corriendo por mis venas, habría menospreciado tu gusto y me habría reído de ti. Pero si hay algo que haya hecho y disfrutado con fruición a lo largo de la última década, ha sido escuchar más y más música, hasta extremos verdaderamente enfermizos y no me refiero únicamente en disco, desde la comodidad del hogar, sino también en directo que es en donde, en gran parte de las veces, más se aprende. Hace unos años seguía teniendo la espinita clavada de ver a Stephen O'Malley y Greg Anderson sobre las tablas, Sunn O))) no es un grupo que se prodigue demasiado sobre los escenarios españoles así que, en cuanto tuve la oportunidad, no lo dudé ni un segundo en un fin de semana en el que también disfruté de Earth de Dylan Carlson y la puesta de largo de “Kannon” (2015). Me encontraba en un escenario en mitad de la campiña francesa, en plena madrugada, esperando a que O’Malley y Anderson se colgasen sus guitarras tras el privilegio de asistir a su prueba de sonido con un accesible Attila Csihar de Mayhem que llevaba un chaleco con un enorme parche en la espalda de “Screaming For Vengeance” de Judas Priest, quizá mi disco favorito de la banda. Sunn O))) tomaron el escenario, flanqueados por más de una decena de enormes pantallas y cabezales, como si de una construcción funeraria druida se tratase, envueltos en humo y vestidos con su habitual indumentaria, a medio camino entre siniestros monjes y jawas del planeta Tatooine, O’Malley trazó un gran arco con su brazo derecho y atacó las cuerdas de su guitarra con un golpe seco y una nota monocorde que pareció durar los cuarenta y cinco minutos de actuación. Lo que vino a continuación es verdaderamente difícil de explicar y hay que vivirlo en directo, sí o sí; enormes cantidades de humo nos rodearon hasta aislarnos a unos de otros en el público, la sensación de estar a solas viendo un concierto es abrumadora, el volumen de la música era ensordecedor y hacía vibrar tu cuerpo, la oscilación de la misma nota creaba un extraño trance y estado de ánimo, algo a lo que ayudó Attila con su peculiar interpretación en esa lengua ininteligible que sólo el parece conocer. Es por eso que debes desconfiar de todo aquel que te diga que escucha habitualmente a Sunn O))) o, mucho peor, escribe reseñas sin haberlo vivido, porque al proyecto de O’Malley hay que escucharlo en directo para entenderlo, lejos del esnobismo más absurdo de creer que es posible pinchar sus canciones desde “ØØ Void” (2000) a “Monoliths And Dimensions” (2009) o “Soused” (2014) y escucharlas como si fuesen singles de éxito de la Motown.

Es por eso también que me apetecía mucho escuchar “Life Metal” (2019), además de por la producción de Steve Albini (ahora Shellac) ya que, aunque sé que ya es un mercenario y acepta grabar a todo aquel dispuesto a pagar su estudio, el morbo de escuchar un álbum de Sunn O))) grabado por Albini y producido por Greg Anderson, bajo una portada de Samantha Keely Smith que, por la gama de colores, me recuerda muchísimo a “Les Trésors de Satan" de Jean Delville que Morbid Angel utilizaron para su mítico segundo álbum, “Blessed Are The Sick” (1991), era suficiente aval para que le prestase atención a “Life Metal”.

Los relinchos y el trote con el que abren “Between Sleipnir’s Breaths” logran unirse a las guitarras de O'Malley y Anderson, dibujando el mismo paisaje eléctrico clásico de Sunn O))), brochazos de distorsión en notas eternas que parecen solaparse y vibrar, pero esta vez hay más melodía, esto es mucho más que drone, es algo más y la angelical pero también inquietante voz de Hildur Guðnadóttir así lo demuestra, lejos del ahogado canto de Csihar. En “Troubled Air”, la presión atmosférica sigue siendo insostenible, creemos que nos faltará el aire y que estamos ascendiendo hacia el sol hasta que entran los teclados de Nieuwenhuizen y sentimos nuestra piel quemándose, doce minutos de drone espacial. Buscarás lamerte las heridas en “Aurora”, su comienzo es engañoso, más aún esa segunda parte, “Novae”, en la que podrás entrar en trance hasta que Guðnadóttir decide convertir su cello en un didyeridú, frotando el arco de manera violenta y así cerrar más de una hora con cuatro canciones en las que no hay concesión alguna excepto la intención de sumergirte en un oscuro trance del que tan sólo podrás escapar cuando acabe el “Life Metal”. A pesar de tener grandes momentos y mejores ideas, de trabajar mucho mejor las texturas y el atrevimiento de jugar con algo de melodía, el nuevo álbum de Sunn O))) no llega a la altura de mi favorito, “Monoliths And Dimensions” (2009), aún con una canción como “Between Sleipnir’s Breaths”. Eso sí, hazme caso y desconfía de todo aquel que escriba o te hable de ellos e intenta vivirles en directo. Tras esta banda, como ocurre con muchas, hay tanto postureo e incomprensión que abruma encontrarse con uno de esos bloggers tan chachis o chavalitas amantes de Cult Of Luna, charlar y descubrir que es todo mentira y los vinilos no tienen ni una sola pasada de aguja…


© 2019 James Tonic