Crítica: Garbage "Strange Little Birds"

Me paso los días escuchando discos en los que, objetivamente, intento encontrar en ellos por qué no terminan de cuajar; hay álbumes que fracasan por su producción, su mala mezcla o la manía por la compresión. Otros a causa de lo poco inspirado de sus canciones o la falta de química pero con una banda de laboratorio como Garbage (y entiéndase lo que digo ya que tanto Butch Vig como Steve Marker o Duke Erikson son ratones de estudio antes que músicos, justo lo contrario que Shirley Manson y su pasado en bandas de segunda) en la que todo encaja como un mecano me resulta especialmente difícil saber por qué sus discos, desde aquel debut arrollador que fue “Garbage” en 1995 y su brillante secuela, “Version 2.0.” tres años más tarde, nunca han vuelto a recuperar el brillo de antaño. Recuerdo que cuando escribí las críticas del disco del adiós que significaba “Bleed Like Me” (2005) y el regreso que fue “Not Your Kind Of People” (2012) muchos fans enfurecidos me escribieron airados correos electrónicos pero hay que aceptarlo; excepto aquellos dos primeros discos, la banda no ha vuelto a ser lo mismo y surge la eterna pregunta con ellos, ¿nos gustan Garbage tan sólo porque son Garbage? Recuerdo haber asistido ilusionado a sus dos primeras giras e incluso a aquella en la que presentaron “Beautifulgarbage” (2001) sin Butch Vig tras los parches y que ya evidenciaba lo peor. Pero, ¿qué es lo que puede encontrarse cualquiera de aquellos que descubrieron a la banda a mediados de los noventa ahora mismo?

“Strange Little birds” suena bien, lo contrario sería imposible; Butch Vig es un gran productor y se hace acompañar de Marker y Erikson, además de Billy Busch (un viejo conocido de la banda en las labores de estudio) pero más allá del envoltorio, no hay canciones de suficiente calidad que sustenten el álbum; no hay ni un sólo minuto de este álbum que llegue a la altura de “Queer”, “Only Happy When It Rains”, “Vow”, “Stupid Girl”, la maravilla que es “Milk” o siquiera a “Push It” y el single que fue “I Think I’m Paranoid”. No se puede negar que hay buenos momentos, como el single “Empty” (aunque suene fácil y el estribillo sea tan obvio, en forma y fondo, que entran ganas de saltársela en el disco) pero, por lo menos, parecen haber recuperado algo de la energía y frescura de la que hacían gala hace más de veinte años o ese comienzo, levemente inquietante a piano, que es “Sometimes” pero hay grandes fiascos como “Blackout” (que a la postre será de lo mejor cuando escuchamos el resto) o el interruptus que supone “If I Lost You” en cuarta posición, castrando por completo la primera cara del álbum, o “Night Drive Loneliness” con esa guitarra y ecos de “Sweet Dreams (Are Made of This)” o la lenta, lentísima, “Even Though Our Love Is Doomed” (de la que toma nombre el disco de uno de sus versos) en la que cada segundo parece alargarse hasta la náusea y no tener fin.

“Magnetized” inyecta algo de energía a los secos surcos de un álbum que desfallece a la tercera canción y nos recuerda que quizá “Strange Little Birds” podría situarse como el hermano pequeño y feo del exitoso “Version 2.0.” porque al escuchar “We Never Tell” uno llegar a creerse el espejismo de que Vig, Manson, Marker y Erikson han despertado pero “So We Can Stay Alive” suena especialemente forzada y artificial y la tediosa “Teaching” (cuyo único punto positivo podría ser esa melodía que nos hace echar de menos, más aún si cabe, “Special”) logra que “Even Though Our Love Is Doomed” parezca una fiesta en un disco que no recuperará el pulso ni siquiera en su sosísimo número final con “Amends”.

No es un desastre, es significativamente mejor que “Not Your Kind Of People” y aquel mediocre “Bleed Like Me” pero no hay riesgo, no hay ganas, le falta fuerza y la genialidad con la antes que se asociaba a la banda. El caso de Garbage es digno de estudio por cómo tres tipos geniales y una vocalista carismática y relativamente sexy como Shirley Manson son incapaces de levantar el vuelo y, mucho me temo, que sólo sabe la respuesta Butch Vig. No digo que el famosísimo productor y batería sea el culpable, ni mucho menos, pero sí que es una banda que depende excesivamente de su genio creativo y está completamente vertebrada en torno a él.

© 2016 Jack Ermeister