Crítica: Megadeth "Dystopia"

Podríamos decir que el seguidor de Megadeth ha tenido que madurar a marchas forzadas por culpa del propio Mustaine y es algo que puedo comprobar en primera persona tras años de conciertos y constantes escuchas de sus discos porque, si de algo no dudo a estas alturas, es que el pelirrojo más famoso del metal encarna todas las virtudes y defectos de su propio proyecto, siendo la cara y cruz de un éxito que consiguió en los ochenta y primeros de los noventa pero que actualmente se le escapa entre los dedos en forma de dignidad.  ¿Por qué a Mustaine le cuesta tanto admitir su propia grandeza y talento y prefiere regodearse en esa imagen pública del perdedor, del resentido? Está claro que su despecho con Lars Ulrich y James Hetfield es y será eterno por mucho que se den la mano en un documental, lloren o se suban juntos a un escenario. Mustaine siempre guardará en el fondo de su corazón la amargura de cómo aquellos a los que consideraba sus amigos le despidieron y utilizaron sus riffs en el primer álbum de Metallica y ese odio visceral o herida que nunca cicatriza es la que le convierte en el blanco de todas las burlas en internet y que, por muchos millones de álbumes que haya vendido, conserve siempre esa aura de eterno perdedor y que convierte el lanzamiento de cada uno de sus álbumes en una victoria y una venganza. Pero, ¿cuántos de los que se burlan de él y desdeñan cada paso suyo serían capaces de sobrellevar que les despidieran de uno de los grupos más famosos y rentables de la historia? ¿cuantos de esos serían capaces de levantarse una y otra vez con éxito y reconocimiento? 

Por otra parte, su carácter -ése al que le estamos dedicando unas líneas y que es inevitable mencionar cuando hablamos de él- es el que le ha granjeado gran cantidad de enemigos y garantizado constantes cambios en la formación de su propia banda, generando aún más inestabilidad y momentos en directo pura y llanamente deleznables como los de las últimas giras con un Mustaine hastiado y apático mientras un hierático Shawn Drover golpeaba con desapasionamiento los parches y Broderick se aislaba de todo y todos en el escenario. Pero seré honesto también con aquellos que me leen; no me disgustaban del todo aunque sus últimos discos y conciertos fueran tan tibios. ¿Por qué? Porqué Mustaine necesita músicos que no le repliquen, que aporten su talento y no le discutan pero también; esa distensión en un proceso creativo como es el de estar en una banda es el que terminó fagocitando a los últimos Megadeth y forzando la salida tan poco elegante de Broderick y Drover. También es verdad que Chris Broderick es un músico excelente pero Shawn es tan sólo un batería más sin carisma alguno y con menos alma aún o sangre en directo.

Es por eso que escribir sobre "Dystopia" me sería increíblemente fácil; podría extenderme teorizando sobre Mustaine, explicando cómo Broderick y Drover abandonaron la nave antes de que se hundiera y lo grandes que son Kiko Loureiro y Chris Adler, la crítica a "Dystopia" parecía estar escrita desde mucho antes de su publicación y/ o filtración. Lo cierto es que hace muchos años que superé esa estupidísima fase en la cual uno le pide a sus músicos favoritos que reverdezcan los laureles porque así de idiota sería si pretendiese que Mustaine escribiese otro "Peace Sells... But Who's Buying?" (1986), "Rust in Peace" (1990) o incluso un "Countdown to Extinction" (1992), aquellos álbumes (como también "Youthanasia" del 94) son únicos y se compusieron en un momento muy particular de su vida, algo que sería completamente imposible repetir. 

A los pocos días de quedarse sin su guitarrista y batería, Ellefson y Mustaine se lanzaron a la búsqueda de nuevos compañeros y encontraron en Loureiro (Angra, Tarja Turunen o Neural Code) al guitarrista perfecto; técnicamente impecable, con buen gusto, pasión y un tipo fácil en su trato que con su humildad parece haberse ganado a Mustaine, cuyo carácter no debe ser del todo fácil. Poco tiempo tardó Kiko en anunciar su colaboración con Megadeth y convertirlo en su prioridad, algo que no ocurrió con Chris Adler. El batería es una auténtica bestia, con un groove y una pegada sin igual pero Lamb Of God es una banda que ha crecido de manera exagerada en los últimos años y, por mucho que Chris sea fan de Megadeth y considere todo un honor tocar con Mustaine, entiende que no puede abandonar su propio proyecto, ese que tantas satisfacciones le está dando. ¿Puede alguien negar que Lamb Of God se comían  en directo a los Megadeth de Broderick y Drover? 

Y así, mientras Mustaine escribía "Dystopia", Chris Adler y Kiko Loureiro marcharon a California y acabaron compartiendo piso, ambos sabían quiénes eran pero ninguno de ellos -en sus propias palabras- conocía en profundidad la carrera del otro.  Según Kiko, cuando llegaron al estudio, la mayor parte del álbum ya estaba compuesto o, por lo menos, los bocetos de todas las canciones y él tan sólo aportó su toque pero es imposible escuchar "Dystopia" y no entender que Kiko y Adler han hecho mucho más que eso. Pero, vayamos al grano: ¿Es "Dystopia" un buen álbum? Sí, sin duda. ¿Es un gran álbum? No, es correcto y eso es lo que le pido a Mustaine, algo que parece muy sencillo pero que, sin embargo, se le ha resistido durante años con álbumes como "Thirteen" (2011), que no era más que un disco obligado por los problemas contractuales con su discográfica, y un indigno "Super Collider" (2013) que disfruté tan sólo porque llevaba la firma de Mustaine pero que mostraba el final de un camino iniciado en "Endgame" (2009) y nos confirmaba que el binomio Broderick/ Drover nunca debería haber firmado más discos que aquel, necesitando urgentemente un cambio a corto plazo. 

En "Dystopia" encontramos a Mustaine aceptando su voz; ésa que es perfecta para el thrash por su tono chillón y por cómo ladra las letras. Nunca ha sido una gran voz y en directo carece de intensidad, muriéndose a las pocas canciones, pero es la ideal para un género tan sucio y rápido. Además, Mustaine está en su terreno conceptual favorito; hablando de un futuro distópico, corrupto, apocalíptico y en el que las fuerzas del orden y esa casta política que tanto juego ha dado en sus letras es tan corrupta como la criminal. "Dystopia" y su mundo es un constante cliché pero uno de dimensiones exageradas en el que Mustaine se mueve como pez en el agua, Ellefson -en un papel completamente secundario, habiendo aceptado su papel tras el reencuentro con el que fuese su amigo (ése que hasta hace unos días se empeñaba en aclarar que la relación entre ambos siempre había tenido altibajos y que ahora, lejos de estar en su mejor momento, por lo menos es estable) tiene alguna línea de bajo interesante (como es en "Fatal Illusion") pero no es por él que "Dystopia" mantiene un buen nivel sino por la unión entre Mustaine, Loureiro y Adler. Mustaine dispone el escenario y Kiko despliega todo su arsenal y convierte las guitarras del disco en un auténtico festín, en fuegos artificiales llenos de magia mientras que Adler deja pequeño a cualquier batería que haya pasado por Megadeth (y que nadie me hable de Menza porque vi en directo a la formación más popular de Megadeth, con Menza y Friedman en directo y Chris Adler no tiene nada en absoluto que envidiar al alemán).

Los primeros segundos de "The Threat Is Real" y su toque oriental sirven para ambientarnos mientras llega un rapidísimo riff desde la lejanía al que Adler pronto secunda. Puede parecer un sueño pero, por primera vez, en mucho tiempo sentiremos el espíritu de Megadeth tras años de mediocridades. La base rítmica es sólida (imagino que Ellefson tiene que haber disfrutado de lo lindo con un músico como Adler y le habrá servido para salir del anquilosamiento sufrido en los últimos álbumes) y la unión entre Mustaine y Loureiro estña llena de química, siendo el brasileño el que se lleve todos los parabienes (no sólo en el tema de apertura sino en todo el álbum). Broderick es un guitarrista dinámico, pulcro y técnico (en definitiva, un gran músico) pero Loureiro tiene magia; transmite y sus solos tienen ese toque oriental del que presumía Friedman (gracias a sus escalas y modos) mucho antes de largarse a Japón y que confirió aquel toque a los álbumes de la banda. "Dystopia", la canción, es puro Megadeth; directa y melódica, accesible pero llena de rabia. Otro punto que el oyente puede apreciar en ella y el resto de composiciones es que la voz de Mustaine ha cambiado levemente y él parece aceptarlo, ya no es el cantante que intenta emularse a sí mismo sino que se adapta a sus nuevos recursos, a ese tono -ahora más grave- que le sienta mucho mejor a las nuevas canciones porque no parece una caricatura.

"Fatal Illusion" (como "The Threat Is Real") ya la conocíamos como adelanto, en ella encontramos a Ellefson abriendo la sección rítmica con el fraseo principal que acompañará a la canción y Adler haciendo sonar a Mustaine por Megadeth más que nunca. No deja de resultar llamativo que sean dos músicos como Loureiro y Adler quienes hayan hecho recuperar su identidad al grupo de alguien con tanta personalidad -para bien y para mal- como Mustaine. Pero, si por algo destaca "Fatal Illusion" es por ese último minuto y medio en el que la propia canción se vuelve más macarra que nunca con Adler doblando el bombo como si no hubiese mañana y Loureiro soltando lick tras lick (todos de un carácter mucho más hard que thrash) mientras Mustaine escupe los últimos versos, porque eso no es cantar sino escupir y, ¡qué demonios, le sienta genial a la canción!

Los solos de "Death From Within" son arrebatadores y  Adler y Ellefson atruenan, de tempo más lento que "Fatal Illusion"y Mustaine doblando las voces es quizá el momento que necesitábamos tras los tres primeros cortes de un álbum que comienza de manera incendiaria como "Bullet To The Brain" y su comienzo cansado con Adler más marcial que nunca mientras Loureiro arpegia su acústica y Mustaine, en un tono más grave y calmado, parece comenzar el relato antes de que la canción se temple y coja algo de fuerza en el estribillo. "Post American World" es una canción más floja en cuanto a composición, con menos pegada e imaginación pero si se salva por alguien es por Loureiro al que se le siente disfrutar y tiñe las guitarras con su magia, además de albergar uno de los crescendos más puramente Megadeth de todo el álbum que sirve como antesala de un auténtico festín para los amantes de las seis cuerdas.

Algo que uno apreciará a estas alturas del álbum, con "Post American World", es que las grandes bazas en cuanto a canciones las hemos dejado en la primera cara del álbum y que no hay que confundir brillantez a la hora de la ejecución por parte de cuatro músicos excelentes que realizan un trabajo soberbio en este "Dystopia" e inspiración, por parte de Dave Mustaine que, en algunos momentos, parece carecer de cierta inspiración. "Poisonous Shadows" es buen ejemplo de ello; una canción oscura y llena de sentimiento pero que habría perdido enteros en las manos equivocadas y que si aquí destaca es por la interpretación de Loureiro, Adler y Mustaine. Como ocurre con "Conquer Or Die" que derrocha buen gusto gracias al brasileño (crucemos los dedos para que no deje Megadeth, por favor) y si bien existe es por y para él. Enorme, sencillamente enorme.

"Lying In State" es un torbellino lleno de fuerza y rapidez, Adler nos ametralla desde su batería mientras la voz de Mustaine es la que marca la melodía principal y es, de nuevo, Loureiro el ingrediente secreto que le añade sabor mientras Adler nos hace llegar al clímax en los últimos segundos. La melódica "The Emperor" es la más pegadiza de la segunda cara pero temáticamente reincide de nuevo en el cuento de Hans Christian Andersen, "El traje nuevo del emperador", y es así porque hay miles de canciones que utilizan la moraleja del relato para transmitir su mensaje. No es, por tanto, un derroche de originalidad y sí uno de los temas menos inspirados pero se salva por su adictivo estribillo (ya que lo recordarás tras, tan sólo, la primera escucha) y, lógicamente, por Kiko. Y, por último, "Foreign Policy" con Loureiro haciendo relinchar su guitarra al más puro estilo Vai y Mustaine con versos tan envenenados como "Eliminate the incompetente, difference don't exist in harmony!" y un riff machacante que sirve de contrapunto para Adler y Ellefson.

Un álbum, como antes decía; correcto. Con grandes momentos, Loureiro y Adler en auténtico estado de gracia ayudando a un Mustaine al que, por primera vez en mucho tiempo, se le siente cómodo a todos los niveles. ¿Qué más le podemos pedir a Megadeth teniendo en cuenta que quedan lejos sus mayores años de gloria? Pues esto, algo de esa dignidad que parecía perdida.


© 2016 Jim Tonic