Crítica: The Art Of McCartney

No me suelen gustar los discos póstumos de versiones y eso es lo que me parecía "The Art Of Paul McCartney" a pesar de haber escuchado algunas en streaming y, sorprendentemente, haberme gustado. Pero su productor, Ralph Sall, tuvo la brillante idea de reunir a un elenco de artistas, admiradores y amigos de Paul (porque  a los que nos gusta de verdad nos referimos a él como Paul, que conste) mientras éste regrababa "A Love For You" y da la casualidad que una buena amiga mía me lo regalaba hace unos días, lo pincho en mi reproductor y descubro que me gustan mucho las versiones. Bueno, no son versiones en el sentido más estricto de la palabra porque la gran mayoría son idénticas a las originales y el único sello distintivo es el de aquellos que, bien por experiencia o personalidad, le aportan algo nuevo a las canciones. Pero el caso es que me gustan, me gustan mucho y, como le decía a mi amiga, no sé si es por las interpretaciones en sí mismas o porque las canciones, pura y llanamente, son cojonudas, perdón; excepcionales. Y aquí es cuando me entra la vena moralizadora y no puedo contenerme; porque vivimos unos años en los que la cultura no tiene ningún valor -que nadie os engañe, no es por el porcentaje de un impuesto o el poco apoyo de las instituciones, es porque el público ya no le da ningún valor a ésta; o sea tú que lees esta reseña- y ahora "saber" (propiamente dicho) no tiene ningún mérito, a la gente no le interesa "retener" en su memoria, acuden a Wikipedia y sablean, bajan una discografía en un archivo comprimido de un programa "peer to peer" y la digieren a una calidad infame para, acto seguido, pasar página a la carrera de otro artista y escuchar su obra sin profundizar, tan sólo saqueando la abundante y, a veces, mala información que circula por la red. Y digo todo esto ahora que la estúpida de Heather Mills (esa especia de Belén Esteban anglosajona), ex-esposa de Paul, presume de poseer la mayor empresa vegana del mundo  después de llevarse cerca de cincuenta millones de dólares tras su ruptura con Paul (¿con buenos zapatos bien se corre, verdad?) y se despacha alegremente en una entrevista diciendo Paul McCartney ya no interesa a nadie, nadie le conoce, que es tan sólo un hombre normal que escribió unas cuantas buenas canciones…

Es verdad que actualmente es fácil criticar al ex-beatle si no se tiene un mínimo de cultura y sensibilidad. Cuesta reconocer al simpático Paul en el muñeco de cera en el que se ha convertido en el video "FourFiveSeconds" de Rihanna y Kanye West. Es sencillo criticarle porque Paul ya no tiene nada que demostrarle a nadie y, como hablaba con mi amiga, parece tener cierta incontención a la hora de elegir a sus colaboradores, parece que Paul sea incapaz de decir que no aunque su imagen, a veces, se vea dañada por colaboraciones poco acertadas. Y, claro, también es verdad que el público de ahora tiene acceso a una púlpito digital desde el que soltar todo tipo de barbaridades, como si todos los días fuesen domingo en este "speakers' corner" en el que se ha convertido internet y en el que triunfa el que tiene más amigos o seguidores, el mas zafio, vulgar e irrespetuoso. Pero en el caso que nos ocupa hay que ser un auténtico tarugo o descerebrado para no hacer sonar esta recopilación y no tararear, mover los pies, o simplemente apreciar el talento de uno de los mayores compositores de la historia.

El comienzo es espectacular con Billy Joel cantando "Maybe I'm Amazed", en los primeros segundos incluso parece que ha hecho un pacto con el diablo porque su voz parece no haber envejecido pero es tan sólo un espejismo porque pronto se rasga y aporta la emoción que la canción necesita, más floja resulta su aportación en "Live And Let Die" a pesar de haberla interpretado hasta la saciedad. Para mí, la gran sorpresa del primer disco es Dylan cantando "Things We Said Today", musicalmente alejada de las coordenadas musicales en las que Bob está actualmente envuelto y con su cazallera y ajada voz suavizada con un poquito de "reverb" en la mezcla. Lamentablemente, la aportación de Heart se queda en nada, bien llevada y bien interpretada pero "Band On The Run" es un calco de la original y perdemos la oportunidad de escuchar a las hermanas Wilson cantando el clásico como se merece (más adelante, volveremos a encontrarnos con ellas en una, no más acertada, versión de "Letting Go" que mejora la anterior gracias a su tono rockero). "Junior's Farm" suena bien en las manos de Steve Miller y el estribillo nos levanta de la silla a saltos mientras que la decepción es la de Yusuf Islam (Cat Stevens) con "The Long And Winding Road". Que nadie me malinterprete, "Juniors Farm" suena idéntica la original de los Wings, lo que pasa es que le encaja como un guante a Steve Miller mientras que el clásico de los beatles requiere de una responsabilidad aún mayor que Stevens (perdón, Islam) resuelve de manera quejumbrosa y trémula. Ocurre algo parecido con "Hey Jude" en la que Steve Miller sale victorioso bien a pesar de parecer que el tempo no va con él y acelerar toda la canción en general, un pequeño desastre que resulta refrescante.

Harry Connick JR se atreve con "My Love" y la hace suya gracias a su voz, como le ocurre a Brian Wilson con "Wanderlust" que se empeñó acertadamente en cantar desde que le propusieron participar en este proyecto. Como también es ideal la voz de Corinne Bailey Rae en la ensoñadora "Bluebird". Muchos me dirán que la música de este disco es enlatada y los artistas se han limitado a cantar sobre bases ya grabadas cuando no es cierto en la mayor parte de los casos porque, aunque esté involucrada la banda del propio Paul (viejos amigos como Wix, Rusty o Abe), son los artistas y diferentes productores los que le aportan su sello diferenciador o, por lo menos, lo intentan. Y así le pasa a quizá la versión más difícil de todo el disco, "Yesterday". Grabar esta canción no tiene ningún sentido, es completamente innecesario y absurdo a estas alturas pero, claro, la canta Willie Nelson y su toque íntimo, un mínimo acompañamiento, y su voz nasal son suficientes para hacer algo mucho más que digno, genial. Jeff Lynne hace suya "Junk" como sorprendente es escuchar al último Bee Gee, Barry Gibb, cantar "When I'm Sixty Four" con sesenta y ocho años porque, sinceramente, resulta mucho más creíble que si la hubiese cantado Jamie Cullum quien, por cierto, resuelve asombrosamente bien "Every Night". Además, volviendo a Gibb, siempre es un placer escucharle, es sencillamente fabuloso.

Otra sorpresa resulta escuchar a KISS atreverse con "Venus And Mars" en un formato tan básico y alejado del "party all night long" al que nos tienen acostumbrados (y quien escribe no es que desconozca precisamente a Simmons y Stanley) pero pronto nuestro Starchild toma los mandos en "Rock Show" y vuelven a darnos en la mandíbula haciéndola suya con una excelente "slide guitar" que, iluso de mí, creía que sería obra del "impersonator" Thayer. Leo los créditos y pertenece a Dan Petty, normal. Estupendos Gene y Paul, francamente estupendos. La versión de "Let Me Roll It" es de obligada escucha por la garganta de Paul Rodgers que, sin hacer un alarde, suena tan brillante como siempre. Por Rodgers no pasan los años y sigue siendo capaz de transmitir. Pero seguimos con las sorpresas porque "Helter Skelter" corre a cuenta de Roger Daltrey que, subiendo el tono y poniendo la válvula de su garganta a tope y a puntito de romper en cada segundo, hace una excelente aparición. "Helen Wheels" suena inofensiva en Deff Leppard (no como ocurre con Joe Elliott cantando "Hi Hi Hi" que gana algo más) mientras que choca mucho, muchísimo, encontrar a The Cure interpretando "Hello Goodbye" con James McCartney, es curioso escuchar a Robert Smith y su grupo cantando a los Beatles, muy curioso aunque poco creíble.

Chrissie Hynde aprueba con nota el atrevimiento de cantar "Let It Be" gracias a su voz y Zander y Rick Nielsen hacen sonar "Jet" somo si no hubiese pasado el tiempo pero sin grandes aportaciones. Tenía cierta esperanza en que Owl City transformase "Listen To What The Man Said" o lograse llevársela a su terreno pero no, es una pequeña decepción, me sigue pareciendo superior la original, no sé que coño esperaba de alguien como Owl City y su saqueo a las arcas estilísticas de Ben Gibbard . Como Perry Farrell (de Jane's Addiction o Porno For Pyros) se olvida de quién es y canta "Got To Get You Into My Life" sin personalidad alguna, como si fuese un karaoke. Por supuesto, prefiero mil veces la versión de Dion Dimucci en "Drive My Car" o la maravilla que es "Lady Madonna" de la mano de Allen Toussaint que, sin grandes estridencias, suena genial.

De la intervención de Dr. John me esperaba bastante más, se encarga de "Let'Em In" y pensé que haría algo grande con ella, me equivoqué, el tiempo no pasa en balde para todos. A pesar de ralentizarla, me gusta su voz y cómo le sienta. Smokey Robinson borda su aportación en "So Bad" y The Airborne Toxic Event, por fin, se atreven y hacen la primera versión propiamente dicha de todo el disco; maravillosa. Como acertada es "Come And get It" de Toots Hibert o la explosión festiva de Sammy Haggar en "Birthday" que consigue convertir el final del homenaje en una fiesta. Mención especial para B.B. King en su "On The Way" con un estilo y una clase propias de él… ¡Manda huevos que tenga que ser él, con casi noventa años, el que ponga las cosas en su sitio! Maravillosa su guitarra y su voz, maravillosas de verdad.

Y, cómo no, no podíamos dejar pasar a The Coop, nuestro querido Alice Cooper que disfruta y nos hace disfrutar con una versión de la eterna "Eleanor Rigby" en la que, a pesar de no aportar gran cosa, suena bien y nos hace reflexionar sobre la estúpida adopción del sector más metálico del público a la que ha tenido que entregarse un artista tan serio como Vincent Furnier, condenado a interpretar a Cooper cada noche como si de una fiesta de Halloween se tratase siendo, por ende, menospreciado o poco valorado por un sector más mayoritario. No tengo problema con ello pero The Coop se merece mucho más.

En definitiva, un disco entretenido para los amantes de Paul y los Beatles, en el que, como era de esperar, aportan su personalidad a las canciones aquellos músicos con décadas de oficio a sus espaldas y sabor en su interpretación en detrimento de aquellos con menos carácter. Prescindible para el resto pero que pondrá una sonrisa en todos aquellos que pensamos que Paul ha hecho mucho más que componer unas cuantas buenas canciones mientras todos sabemos que Heather tan sólo pasará de puntillas en la historia de un beatle por tomar una muestra de su esperma y robarle la cartera.


© 2015 Jim Tonic