Crítica: Suede "Bloodsports"

Si hay algún vehículo para viajar en el tiempo, ése -sin duda- es la música. La vuelta de Suede no es sólo su mejor disco desde "Coming Up" (1996) o, qué demonios, "Head Music" (1999), sino uno de los retornos más dignos de los últimos diez años, así de claro. A Brett Anderson no le ha venido del todo mal fracasar estrepitosamente con aquella aventura a pachas con Bernard Butler, llamada The Tears, sino también en solitario con aquellos discos que no despertaban ningún interés. ¿Por qué no aceptar que Butler se ha marchado, que ahora está más interesado en producir que en formar parte de Suede, olvidarte de una carrera en solitario un tanto errática y centrarte en el grupo de tu vida? Parece que Brett no ha tenido otra que volver a resucitar a Suede pero el esfuerzo no ha sido tal cuando escuchamos "Bloodsports" y descubrimos que, para sonar así, para parir canciones así, ha habido un puntito de disfrute, el de aquel que vuelve a hacer lo que mejor sabe y es consciente de ello. Así, con la ayuda de Ed Buller (aquel que les ayudase con sus tres primeros discos), Suede vuelven al mundo de los vivos y nos hacen viajar a algún lugar del tiempo entre 1994 y 1996, que es donde bien podría situarse este disco de la banda. Buller les saca brillo y les hace sonar como antes y Brett nos sorprende a todos con el encomiable estado de su voz.

"Barriers" es el comienzo de nuestra aventura en el tiempo, con un comienzo titubeante salvado por el bajo de Mat y la voz de Brett, el tema despega en el estribillo y ahonda en la épica que el grupo tan bien dominaba en los noventa, los arreglos le dan grandeza y el estribillo se eleva pero será con "Snowblind" en donde nos daremos cuenta de que los Suede de este 2013 han vuelto con ganas y pueden quedarse por derecho propio, un gran tema (con sonido cien por cien inglés) en el que, particularmente, no echo demasiado en falta la presencia de Butler y disfruto de las guitarras y, de nuevo, la voz de Brett, por la que parece que no han pasado los años. Maravillosa.

"It Starts And Ends With You" es un nuevo himno para el grupo y lo demuestra, me encanta su estribillo ("I shout out but it just spins faster, I crawl up but my knees are water, I cling on by my nails to the sweet disaster") y su sonido pero es que el disco entero suena genial, de lujo. La canción es un medio tiempo bonito e intenso que pronto se tornará emocional gracias a las guitarras y la fuerza de un estribillo lleno de lírica. ¿Cuántos, después de escuchar "It Starts And Ends With You", podían llegar a pensar que el resto de "Bloodsports" sonase tan bien? Y el viaje a través de los noventa no ha hecho más que comenzar porque "Sabotage", aunque baje la velocidad, se convierte en una balada de diez. El bajo domina la tensión y, aunque ese estribillo peque un poco en el horterismo más Adersoniano ("Alone in the climate of her greed, her heels on the wheels of nothing, her love is sabotage") la canción resulta redonda, cuatro canciones y ya Suede nos han atrapado, casi veinte años después, de cautivarnos en plena adolescencia.

"For The Strangers" nos demuestra a los Suede más light, más conformistas. Es una buena canción pero no aporta demasiado a este "Bloodsports" y, de no ser por el dramatismo, de la voz de Brett, no sería ni digna de mención. "Hit Me" recupera a los Suede de siempre pero, esta vez, quizá de forma más forzada, bien pero podrían hacerlo mejor a estas alturas del álbum. "Sometimes I Feel I'll Float Away" es, quizá, la más engañosa, su comienzo onírico no te hace temer que se termine convirtiendo en esa tormenta de guitarras eléctricas con que termina y Brett aullando mientras repite, una y otra vez; "Away, away, away" y es aquí en donde "Bloodsports" parece hundirse...

"What Are You Not Telling Me?" es la peor del conjunto, soporífera e insufrible, una de las culpables de que el álbum baje la nota escandalosamente, no es que sea fácil, es que es mala, directamente. "Always" se arrastra agónica, sin aportar nada más, hacia el final que es "Faultlines", un buen cierre pero indigno de un disco que se abre con canciones como "Barriers", "Snowblind" o "It Starts And Ends With You". 

Da la sensación de que el gran retorno de Suede se deshace en su segunda mitad, abandonándose entre los medios tiempos y las baladas sin sustancia, una pena porque la primera cara está entre lo mejor del grupo pero quizá el verdadero sentido de este "Bloodsports" no es otro sino el de afinar a Brett Anderson y darle las fuerzas y confianza suficientes para que se vuelque de nuevo en Suede y se olvide de cualquiera de sus otras aventuras, esas que no le llevan ni a él ni a nosotros a ningún lado, lo contrario que estos Suede que, aunque sólo sea en media docena de canciones, son capaces de hacernos retroceder a ese lugar a mediados de los noventa en el que todos parecíamos más felices de algún modo. Brett y sus Suede progresan adecuadamente pero todavía les queda un disco más para llegar a nota.

© 2013 Conde Draco