Crónica: Bruce Springsteen (Barcelona) 30.04.2023

SETLIST: My Love Will Not Let You Down/ No Surrender/ Ghosts/ Prove It All Night/ Letter to You/ The Promised Land/ Out in the Street/ Kitty's Back/ Nightshift/ Trapped/ Mary's Place/ Johnny 99 / The E Street Shuffle/ Last Man Standing/ Backstreets/ Because the Night/ She's the One/ Wrecking Ball/ The Rising/ Badlands/ Thunder Road/ Born in the U.S.A./ Born to Run/ Ramrod/ Glory Days/ Bobby Jean/ Dancing in the Dark/ Tenth Avenue Freeze-Out/ I'll See You in My Dreams/

A estas alturas, tras varios días de reflexión, tengo serias dudas sobre qué factor fue el más cabrón del concierto; si la pésima organización por parte de la promotora (horarios, accesos, controles, sanitarios, puestos de merchandising, acceso a la pista preferente y salida del evento) o la lluvia que azotó Montjuic y consiguió, con gran empeño pero sin esfuerzo, calar a todos los asistentes y convertir las escaleras y rampas del escenario en una gigantesca cascada. Bajo la lluvia, entre resbalones y gente escurriendo su ropa, uno se pregunta, ¿por qué seguimos acudiendo a ver a Springsteen? ¿Es acaso una cita imperdonable con nuestra nostalgia, con aquel que fue o con el que sigue siendo? ¿Seríamos capaces de darle plantón a pesar de publicar un mal álbum? Lo cierto es que, a pesar de su zigzagueante carrera discográfica de los últimos años, se puede salvar “Letter to You” (2020), que fue una auténtica sorpresa, y poco más ya que sus experimentos; “Western Stars” (2019) u “Only the Strong Survive” (2022) son agradables a ratos, pero no cumplen la función de su material original, a pesar de mostrarnos otra cara de un artista cuya discografía hasta el 84 es, literalmente, ya parte de la historia y su leyenda no ha hecho más que aumentar gracias al personaje en el que hace tiempo se convirtió y ha devorado a su propia obra; siendo imposible no querer, no sentir cercano a Bruce y así, situarlo en su pedestal. Es esa cercanía la que ha hecho que conocer sus errores, sus debilidades, sus problemas haya logrado lo imposible y es que todo aquel que acude a ver un concierto suyo se olvide del artista y acuda reverenciando o queriendo tomarse un pack de Buds, como si tocase tu hermano, tu mejor amigo o, en muchos casos, tu padre. Esa fue la misma sensación de cercanía fue la que sentí cuando estampó su firma en mi vinilo de "Born to Run" (1975) o mi disco favorito suyo, “Nebraska” (1982) en diferentes giras y, en mitad de la madrugada madrileña, me preguntaba qué tal el concierto, si había estado bien, como si la opinión de un auténtico mequetrefe le importase de veras.

¿La última gira de Springsteen? Puede ser, pero prefiero no pensarlo, prefiero seguir sintiendo que, cuando él y su banda se ausentan de los escenarios es porque están tocando en otra ciudad y, aunque el final se aproxime y, como todo, sea inevitable, el recuerdo de él aporreando su Telecaster perdure en mi memoria, más aún cuando en apenas dos meses tendré la oportunidad de verle a él y a Dylan (por partida doble), como si el tiempo no pasase y con él no se llevase todo lo que uno ama. Así, de esta forma, el escueto 2023 Tour, nos los traía de vuelta tras aquella ya lejana gira de “The River” (1980), que tuvo lugar hacer seis años. Como si ese maldito tiempo no pasase, Bruce tomaba el último el escenario; 1, 2 y… arrancaba “My Love Will Not Let You Down”, flanqueado por Nils, Little Steve, Garry, Max y Roy Bittan, además de Jake Clemons, Soozie y Giordano, además de una sección de metales, percusión y coristas. El espectáculo resultaba imponente, más aún cuando atacaron con “No Surrender”, un comienzo fulgurante en el que, sin embargo, “Ghosts” resultaba menos apasionada que en “Letter To You” (quizá más lenta, menos descarnada en su puente), algo que no impidió alcanzar el clímax con “Prove It All Night” y con “The Promise Land”, con Bruce dando lo mejor de sí con la armónica, acompañado del saxo de Jake.

“Letter to You” se sintió especial, gracias a la traducción al catalán, como la pegadiza “Out In The Street” o la sorpresa de la incorporación a esta gira de “Kitty’s Back” de “The Wild, the Innocent & the E Street Shuffle” (1973). Disfruté muchísimo de una de mis favoritas, “Trapped”, a pesar de que su intensidad pareció diluida por culpa del público (sigo pensando, ofenda a quien ofenda, que no hay nada peor en el mundo de la música que el fanático de Springsteen), igual que “Johnny 99”, convertida en un rock and roll petardo de estadio. Mientras que el calado de “Last Man Standing” (con Danielian y su trompeta) o la sempiterna interpretación de “Because the Night”, elevaron la recta final de un concierto al que todavía le quedaban algunos de sus platos fuertes, que no se tratan de las interpretaciones de “Wrecking Ball” o “The Rising” (algo desmerecidas respecto a sus anteriores giras) sino “Badlands” (capaz de levantar a un muerto, con mención especial al trabajo de Max), la epopeya que sigue siendo “Thunder Road” y esos bises, por los que cualquier otro artista mataría; “Born in the U.S.A.” (le pese a quien le pese, ya que sigo escuchando lloros por parte de aquellos que preferirían cualquier otra canción de entre el 73 y el 80), “Born to Run” y la divertida “Ramrod”, “Glory Days” (en la que es inevitable mencionar la ausencia de Patti que imagino no le apeteció subirse al escenario en su segunda noche barcelonesa, sin una Michelle a la que acompañar), “Bobby Jean” y “Dancing In the Dark”, la nostalgia en “Tenth Avenue Freeze-Out” con el recuerdo de aquellos que ya no están o la despedida de “I'll See You in My Dreams”.

¿Habría incluido otras canciones? ¿Habría quitado algunas? ¿Mi concierto soñado de Springsteen habría sido muy diferente? Seguramente sí pero, escúchame, si este ha conseguido que durante casi tres horas te olvides de casi todas tus preocupaciones y viajes con él a lugares en los que nunca has estado y, seguramente, nunca vayas a estar; si con alguna de sus canciones has pensado en esa persona y en esas otras que tampoco ya están; si Bruce ha vuelto a lograr algo así, olvídate del crítico musical improvisado en el que crees haberte convertido porque sólo estás escuchando música y si esta sigue removiendo tus tripas, bien está.

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