Crítica: Amon Amarth "The Great Heathen Army"

Esta es una de esas críticas que son difíciles de escribir, por lo que significa la banda para uno mismo, pero, al mismo tiempo, he de reconocer que cuando escuché "Get in the Ring" y, mucho peor, cuando vi el video de "Find a Way or Make One", pensé; ¿qué mierda es esta? Me parecía del todo increíble que la banda que una vez grabó “Twilight of the Thunder God” (2008), por no mencionar otros, o el más reciente “Surtur Rising” (2011), fuese capaz de grabar semejantes canciones y grabar videos con tan pocas ideas y menos gusto. Podría hacer una pirueta crítica y justificar que “The Great Heathen Army” (2022) es tan horrendo porque “Jomsviking” (2016) o “Berserker” (2019) ya eran pésimos, pero no es la verdad, aquellos dos discos -sin ser una maravilla- son todo lo sólidos que se esperaba de ellos y sus giras fueron estupendas. Es cierto que no estaban a la altura de glorias pretéritas, pero no rozaban el escándalo como sí ocurre con “The Great Heathen Army” y tampoco voy a acusar a Jocke Wallgren porque su labor, sin ser una maravilla en este último álbum, cumple de sobra. ¿Entonces qué pasa? Pues simplemente que siento un agotamiento generalizado en la fórmula del grupo; las composiciones del álbum son horribles, planas y sin gancho alguno, las letras son un insulto a la inteligencia media, repletas de tópicos e imágenes infantiloides, los riffs son facilones, nada originales, así como también siento que Johan Hegg ha puesto la directa y, aunque su rugido permanece intacto, no puedo decir lo mismo de sus ganas en la interpretación. El sonido es estupendo, Andy Sneap hace que la producción suene perfecta y brillante, como siempre, pero la interpretación del grupo es discreta; si no hay alarde creativo, mucho menos técnico. “The Great Heathen Army” da la sensación de estar hecho sin cariño alguno, como si hubiesen acudido a fichar y se hubiesen dejado el alma en casa.

"Get in the Ring", dejando a un lado su videoclip repleto de hormonas y esteroides de bajo coste, es una canción típica de Amon Amarth, en la que repiten la receta, pero el problema es la sensación de poca sorpresa en una composición predecible como pocas, además de una melodía excesivamente accesible y una épica convertida en caricatura, la labor de los cuatro músicos es tan estéril y Johan tan poco creíble que sonroja escucharla y tomársela en serio; el modelo vikingo parece haber llegado a un punto muerto en el que Amon Amarth intentan trasponer su exceso de masculinidad a nuestros problemas cotidianos y quedan ellos mismos en evidencia, lo mismo que en la mencionada "Find a Way or Make One", en la que Jocke hace el mismo trabajo que una EzDrummer o una pandereta, lamentable, tanto como el video de bajo coste o las guitarras de Mikkonen y Söderberg. Esto no es lo que quiero escuchar de Amon Amarth, cuando antes me sumergía en su mundo nórdico y escuchaba sus grandiosos relatos a ritmo de death metal melódico de calidad, sin perder el sentido del humor.

La canción que da título al álbum es más de lo mismo, como "Dawn of Norsemen" o "Oden Owns You All", canciones con un alma completamente agotada, que suenan sin ganas y sin misterio, con interpretaciones pasables, pero sin gancho; sin la emoción o la épica característica, sin la sensación de antaño de estar remando en un drakkar camino a la batalla. Pero si hablamos de canciones fáciles, "Heidrun" y su toque folkie es quizá de lo peor del álbum junto a "Find a Way or Make One", auténticos horrores de principio a fin. "Saxons and Vikings" suena rancia por momentos, pero es de lo mejor (sin inventar la rueda) porque se aleja y Biff Byford la eleva; seré sincero, cuando la he escuchado me han dado de ganas de hacer girar cualquier disco de Saxon y abandonar el de Hegg. Más cuando "Skagul Rides with Me" y "The Serpent's Trail" suenan tan desangeladas y, no siendo las peores, logran que terminar de escuchar “The Great Heathen Army” sea algo completamente tedioso. 

Desconozco qué está ocurriendo, si es un fin de ciclo o Amon Amarth ya han pasado a la liga de bandas que, en lugar de seguir trabajando duro, han preferido dormirse en los laureles y acabarán en la misma división que Sabaton o Manowar, pero duele especialmente sentir que una banda que ha dado tanto, siendo todavía tan jóvenes, han grabado semejante disco. Lo que me sorprende es leer críticas tan exageradamente positivas, como si hubiesen grabado el álbum de sus vidas. Sin duda, no han sentido lo que yo con los vikingos en el pasado. 

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