Crítica: Wormed "Metaportal"

Hay veces que uno pasa las horas navegando en busca de más y más droga musical, recurriendo a las a veces desiertas pero sobrevaloradas callejuelas de BandCamp, creyendo que allí encontrará a una banda de la recóndita Europa que le vuele la cabeza y, como reza el meme; “la vida parezca mucho mejor al escuchar esas canciones”. Y, lo que muchas veces ignoramos, es que quizá nuestro vecino esté componiendo algunas de las más brutales composiciones que jamás hayamos escuchado. Así ocurre con Wormed, descubrí la música de los madrileños con “Exodromos” (2013) y con "Krighsu" (2016) doblaron su apuesta (aunque me siga enamorando aquel con el que entré en su mundo). Después, la triste muerte de su batería Guillermo Calero y la incertidumbre, ¿serán capaces de superarse a sí mismos? La respuesta es un rotundo sí, vaya por delante que “Metaportal” es un EP de cuatro canciones y tan sólo puede servir de aperitivo de lo que está por llegar pero, sin temor a equivocarme (y después de haber pasado un año disfrutando del directo de grandes nombres como Archspire), he de reconocer que Wormed se comen vivos a cientos de bandas del panorama internacional. No son palabras gratuitas, no los conozco personalmente y nadie me ha contactado para que escriba sobre ellos (ni ellos, ni nosotros, hacemos esto por nada más que pasión) es tan sencillo como reconocerle al “César lo que es del César” y Wormed, actualmente, son una de las mejores bandas de death metal técnico del mundo, punto y final, no se admite más discusión.

Las canciones de Metaportal son brutales, densas y terroríficamente técnicas, V-Kazar es una auténtica bestia tras los parches en un cuarteto en el que hay otros tres músicos que no sólo derrochan virtuosismo sino también buen gusto, exquisito. Basta escuchar “Remote Void” para darse cuenta de que Wormed se lo van a poner fácil al amante del death metal, a aquel seguidor que sabe del bocado gourmet que se está llevando a la boca, y muy difícil a aquellos que critican lo que se hace en este país, porque se hace en este país y luego se les abre la boca con cualquier nadería o producto de marketing, por el mero hecho de ser extranjero. No se trata del idioma en el que canten, los madrileños podrían hacerlo en español, euskera o catalán y seguir sonando igual de grandes, se trata simplemente de talento. “Remote Void” está perfectamente construida, los riffs son gruesos, Migueloud hace un grandísimo trabajo, igual que Guillemoth y su profundísimo bajo en comunión con la batería de V-Kazar; a veces te desgarran, otras te golpean y, entonces llega Phlegeton y te devora con unas gravísimas y arenosas guturales que brutalizan aún más la propuesta de Wormed, como debe ser en el death.

Es justamente "Cryptoubiquity" en la que sentimos estar en plena digestión o viajando a través de un vórtice, absorbidos por la potencia de la propia banda; me encanta la guitarra y cómo V-Kazar cambia constantemente de tercio, sin darnos respiro. “Bionic Relic” es ligeramente más melódica o así la siento, Phlegeton alarga las vocales y entonces todo Wormed parece convulsionar y pisar el acelerador hasta la cuarta y última canción de un EP que se hace breve y necesita de cientos de escucha para dejarnos saciados hasta su próximo álbum. "E-Xystem://CE", cuatro minutos de auténtico death metal técnico progresivo en la que sentimos que Wormed son capaces de hacer más en lo que dura ese suspiro que miles de bandas.

Concluye el EP y la mandíbula se desencaja. Claro, “suenan así porque son de Montreal, porque son suecos, porque son norteamericanos y allí se mama la cultura musical desde el jardín de infancia”. Falso, nada de eso, Wormed son nuestros vecinos y están en primerísima línea, sin nada que envidiar a Rivers Of Nihil, a Meshuggah y su metal de vanguardia o a los mencionados Archspire, entre muchísimos otros. Y uno piensa; "madre mía, si tan sólo hubiese unas cuantas bandas más así en nuestro país, eso sí que sería una jodida escena para recordar y pasar a la historia del metal…"


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