Crítica: Sepultura "The Mediator Between Head and Hands Must Be the Heart"

Lo admito, no puedo decir lo contrario, pero es que cada vez me da más pereza y se me hace más pesado ponerme a escuchar un disco de Sepultura. Seguramente no sea éste un comportamiento justo con la banda de Kisser, porque al fin y al cabo es un grandísimo músico...y no sólo él, la banda al completo pienso que sigue teniendo un ratio de solvencia bastante elevado tal y como están las cosas. Pero es que claro, la falta de los hermanos Cavalera no es fácil de sobrellevar, ni para nosotros ni para ellos (digan lo que digan). Imagino que tiene que ser una gran jodienda para Kisser que de cada tres preguntas que te hacen los periodistas dos tengan como contenido las palabras Max y Cavalera. La ausencia de Max en un primer momento y de Igor posteriormente nos dejaron un tanto tocados por no decir hundidos a todos los que llevamos a Sepultura muy dentro. Muchos de nosotros, que estamos en la treintena y amamos la buena música, crecimos escuchando "Arise", "Roots" o "Chaos AD". Todos disfrutamos nuestros años de adolescencia saltando y brincando al ritmo que marcaba "Arise" o "Territory", y como no, todos nos quedábamos con la boca abierta cuando veíamos a Igor enfundarse unos guantes para aporrear su batería (recordad su mítico concierto "Under Siege" de la sala Zeleste de Barcelona) o a Max salir a matar con su camiseta de Nailbomb (aquel proyecto paralelo a Sepultura y con el que Max no vio colmadas sus ansias de echar a volar). Pero claro, todo aquello era muy bonito, y como ocurre la mayoría de las veces las cosas bonitas acaban por dejar de serlo. Pienso que en Sepultura había demasiado gallo para tan poco gallinero, a excepción de Paulo (la verdad que el chaval debe ser un santo) los otros tres no deben ser tipos fáciles de llevar. A priori todos tenemos la constancia de que Max e Igor son los buenos de la película, mientras que a Andreas le ha tocado en esta ocasión el papel de malo, pero claro eso es mucho decir en una banda que estaba llamada a convertirse en uno de los grandes iconos del metal mundial.

No obstante con la que caía encima tras la marcha de Max y tras las correspondientes peleas y disputas por los derechos de nombre y canciones, Andreas siguió trabajando bajo la denominación de "Sepultura". Derrick Green fue entonces el encargado de sustituir a Max en las voces, que no en la guitarra, creándose aquí un hándicap importante para Kisser con respecto a la etapa anterior. Vale que en estudio da igual el número de guitarristas que haya (al fin y al cabo uno puede pegarse la gran panzada y hacerlo todo él mismito), pero en directo la pérdida de potencia era evidente y palpable. Andreas es muy buen guitarrista (antes ya lo dijimos), pero claro el hombre no puede hacer con una guitarra lo que antes hacían con dos..."Against" nos partió el alma por la mitad, aquello no era Sepultura (y el pobre Green no tenía la culpa); incluso su horrorosa portada no hizo otra cosa que acrecentar los temores y el rechazo a un disco que ya estaba maldito antes de nacer.  Con el paso del tiempo "los nuevos" Sepultura han mejorado bastante a nivel compositivo, se les ha ido la pinza alguna que otra vez (con el nuevo trabajo también les ha pasado), pero más o menos han estabilizado un poco cohete. "Kairos" o "Dante XXI" tenían alguna que otra cosilla escuchable y majilla que llevarse a los oídos y por suerte no eran para nada parecidos a los desoladores "Nation" y "Against". No tengo ningún tapujo a decir que aquella pareja de discos ("Kairos" y "Dante XXI") tenían temas con cierta reminiscencia a tiempos de bonanza y recogida de cosecha abundante.

Con "The Mediator Between the Head and the Hands must be the Heart" Sepultura vuelven a la rueda de editar un disco cada dos años, convirtiéndose así en el decimotercer álbum de la banda de Belo Horizonte. De los rasgos concebibles por el sentido de la vista decir que la portada sigue la senda creada con "A-Lex"y con "Kairos", una ilustración un tanto abstracta con una inquietante figura (en este caso fácil de entender si traduces el largo título del disco) que repite el esquema y las connotaciones de las de los discos antedichos. A nivel musical es un disco aceptable, que se deja escuchar y que llegado el momento puede hasta resultar molón; no es evidentemente "el disco" de Sepultura, pero tampoco es el insoportable "Nation" o el terrorífico "Against". Inspirado en la clásica película de "Metropolis", según palabras del propio Kisser, "The Mediator Between Head and Hands Must Be the Heart" pone un toque de frescura a la contundente y actual escena metálica…

"Trauma Of War" hace que Derrick en vez de cantar escupa palabras y frases como si tuviera una metralleta en la boca. El tema es difícil de llevar y de digerir de primeras, cuesta pillarle el tranquillo, pero no puedo negar que cuanto más lo escucho más me gusta. Que nadie se lleve a engaños, estos son los Sepultura del siglo XXI y aquí está  Derrick cantando y gritando como siempre, con su voz opaca y oscura. El comienzo de "The Vatican" (ya os podéis imaginar con este título a quiénes dan caña, ¿no?) parece más bien salido de una composición de Dvorak o de Carl Orff;  es un tema bastante raro, con muchas partes con las que parecen querer jugar al despiste. Destacar la labor del nuevo batería  Eloy Casagrande, donde la diferencia (al menos en estudio) con Igor es prácticamente inapreciable.

En "Impending Doom" Derrick abusa de los efectos vocales mientras Andreas se dedica a meter, y no con cierta desgana, riffs un tanto escasos y apelotonadas, abusando del vibrato y de los efecto en el mismo grado que hace Green con su voz. Por contra "Manipulation Of Tragedy" sí que te logra sacar una sonrisilla (la cual es necesaria después de la pesadilla que supone "Impending Doom"), dando al tema un toque más "casual" y más moderno, donde los bongos y los tambores de la selva brasileña salen a un primer plano acompañados por el buen solo que se marca esta vez el bueno de Kisser. Vamos a ver, no es el "Roots" pero tiene algo especial que hacen que tu memoria regrese al pasado y a los años 90...La abrupta "Tsunami" y la irreverente "The Bliss Of Ignorants" marcan el mejor momento del álbum, donde Derrick decide por fin desenmascararse llevando su registro a un nivel mucho más estable y seguro para un cantante de groove / thrash metal. 

"Grief" es un tanto anodina e insulsa en sus, digamos, "estrofas", al ser un instrumental carente de distorsión alguna. Por suerte la mejoría es notable cuando en los "estribillos" de la misma Derrick y Andreas deciden volverse más agresivos y conducen el tema por unos derroteros más asequibles y gustosos para los que sentimos el metal de verdad. En temas como "The Age Of The Atheist" o "Obsessed" es cuando menos vas a echar en falta a Igor y sobre todo a Max, ya que dichas canciones parecen estar sacadas del "Primitive" de Soulfly o del "Inflikted" de Cavalera Conspiracy...nada que ver por otro lado con la infumable "Da Lama Ao Caos", una canción con una duración de veinticinco minutos (de los cuales más de la mitad, concretamente desde el cuatro y medio hasta el dieciocho, son en el silencio más absoluto y desesperado) y que se puede resumir en una gran cagada. Por desgracia no podemos decir nada bueno de ella. El comienzo es horroroso, de película de terror, con un Derrick que berrea sin ton ni son alguno y con un Kisser que parece estar de vacaciones, ya que poco o nada aparece. Los catorce minutos de silencio son una puta tomadura de pelo y los tambores del final (por cierto muy bien ejecutados por Eloy, aquí el chaval no tiene la culpa, al fin y al cabo el  hombre no deja de ser un "mandao") parecen los típicos que puedes escuchar en un circo antes de que un trapecista haga algún salto o algún equilibrio. Es sin duda el peor tema del álbum y aunque no queremos ser bárbaros y dilapidar el trabajo global de "The Mediator Between Head and Hands Must Be the Heart" sí que nos obliga a bajar bastante su nota global… ¡Aprobado por los pelos!
  
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