Crítica: Soundgarden "King Animal"

Si este "King Animal" hubiese llegado hace quince años estaríamos hablando de una buena y una mala noticia. Buena porque Soundgarden nunca se habrían separado y mala porque es una indigna continuación de mi adorado "Badmotorfinger" (1991), "Superunknown" (1994) y "Down On The Upside" (1996) pero, por lo menos, ahí estarían los cuatro para defenderlo en directo y quizá enmendar su error con un disco más inspirado para la próxima. Pero el gran problema de este "King Animal" es que llega en pleno 2012, han pasado ya muchos años, y, claro, parece notable en comparación con el descalabro de carrera de Cornell de la última década. Es fácil ensalzar "King Animal" porque el público objetivo ha desaparecido y está emborrachado de nostalgia por ver a los de Seattle de nuevo, esos treintañeros que volverán a sentirse adolescentes con Soundgarden y esos otros veinteañeros que deben conformarse, sí o sí, con esta versión descafeinada de Cornell y los suyos, más cercanos a una parodia de sí mismos que al torbellino eléctrico que eran. ¿Está ya todo dicho de "King Animal"? Pasen y lean, hagan el mismo esfuerzo que un servidor cuando se ha escuchado este nuevo disco más de una docena de veces para acabar desalmado con el que era uno de los grupos de sus desvelos.

Volvamos a 1999, Soundgarden se han separado y todos les lloramos pero Chris Cornell se desmarca y saca un disco de auténtico lujo como es "Euphoria Morning" y todos los "caballeros de la mesa sonora" respiramos aliviados, podemos estar tranquilos, Chris está ahí y en breve Kim, Ben y Matt volverán a cabalgar a su lado, no podíamos estar más equivocados. "Audioslave" (2002) es un espejismo engañoso que parece mejor de lo que realmente es y lo confirma su inconsistencia en el tiempo y su horrorosa gira con los temas de Rage Against The Machine cohabitando con los de Soundgarden como si de un vulgar karaoke se tratase, pierden gas con "Out Of Exile" (2005) y Cornell da claras muestras de agotamiento creativo, la carrera de Audioslave muere con el patético "Revelations" (2006) del que los fans más omnívoros de Soundgarden se empeñan en sacar algo de provecho. Para colmo, "Carry On" (2007) termina por cargar las tintas, aquel que cantase "Jesus Christ Pose" está acabado y todos lo sabemos pero será con "Scream" (2009) y su increíble intento por sonar como Justin Timberlake cuando debemos aceptarlo, su carrera está muerta y sólo hay algo que ya le quede por hacer, en efecto: resucitar a Soundgarden.

Debo reconocer que lo que más me ha sorprendido es que Kim, Ben y Matt hayan aceptado. Kim estaba retirado y dedicándose a la vida familiar, grabando programas de radio y feliz alejado de los focos y Ben, con bastante menos suerte que el resto de sus compañeros, sobrevivía como podía. Algo increíble si hablamos de uno de los bajistas más carismáticos de los noventa. ¿Pero y Matt? Matt se había ganado su puesto a base de calidad y constancia en unos Pearl Jam revitalizados, ¿por qué volver? A estas alturas está claro que a los cuatro miembros de Soundgarden les movían distintos intereses pero sólo a uno de ellos el dinero como único aliciente. Antes de que los más radicales afilen sus cuchillos ante un humilde plumilla como yo, que piensen en algo: ¿Estaría Chris Cornell de cabeza de los principales festivales del momento sin sus compañeros? No, claro que no. ¿Sería noticia otro disco suyo en solitario? Por supuesto que no. ¿Tenía otra alternativa en el punto muerto al que su carrera había llegado? Aciertan, otra vez no.

Trece canciones son muchas para un regreso después de tanto tiempo pero dieciocho en su versión extendida resultan todo un esfuerzo para el oyente. "Been Away Too Long" abre la veda de este "King Animal" con un ritmo "acedeciano", escucho paciente, suena bien, tiene todos los ingredientes de Soundgarden, es más, suena muy bien pero según avanza, aunque reconozco todos los "tics" de los de Seattle, no acierto a distinguir la chispa, la magia. Ni ésta ni "Non-State Actor" enganchan y quizá les pido demasiado y ya es bastante que hayan vuelto pero no, son Soundgarden, pueden dar mucho más de sí, ¿por qué conformarme con un Cornell que parece ronco y ni siquiera es capaz de mantener una nota en un alarido como el de "Non-State Actor"? Llevamos dos canciones de uno de los regresos más esperados y todavía no he sentido la más mínima emoción. ¿Qué ocurre? Intenten entenderme, esperaba este disco con ganas, seguramente yo ame más a Soundgarden que todos los que lean esta crítica juntos y es especialmente doloroso ver un "comeback" (como dicen los más modernetes) tan anodino.

En "By Crooked Steps" quiero escuchar algo remotamente parecido a "My Wave", iluso de mí, es muy aburrida, cuatro minutos directamente prescindibles. Con "A Thousand Days Before" reconozco a los Soundgarden más vacilones, esos que eran capaces de descargar toda su furia "sabbathiana" y después decolgarse con un tema tan ligero y místico pero a "A Thousand Days Before" le falta precisamente eso que antes les sobraba en los noventa, le falta misticismo y profundidad para no quedarse en un simple divertimento, lo único salvable es la sección rítmica y la juguetona guitarra de Kim. "Blood On The Valley Floor" se hace inusitadamente larga para no cambiar de patrón en ningún momento y en "Bones Of Birds" de nuevo quiero escuchar algo que no existe, quiero la intensidad de antes, el humor negro de Chris y la fuerza del resto pero no la hay. Malo cuando en un disco el mayor esfuerzo lo hace el oyente por quererse dejar seducir, es como intentar ver las virtudes en alguien de quien ya no estamos enamorados. Seis canciones, lo que sería la primera cara de un antiguo "elepé" y no nos hemos llevado nada al corazón.

"Taree" es una de las más sorprendentes y aquí si encontramos algo de los ingredientes que echábamos  en falta pero, irónicamente, es un medio tiempo muy alejado de la intensidad de antes. "Attrition" desata la fuerza y la rabia con mas inmediatez y menos auto-plagio del que, hasta ahora, nos habíamos dado un buen festín. "Black Saturday" es tan noventera que hará las delicias de todos los que vivimos aquella época, un cruce entre los Soundgarden de entonces y Alice In Chains. "Halfway There" continua la senda acústica cayendo en la mediocridad de un Cornell que se erige como único protagonista durante los tres minutos de innecesaria balada mientras que "Worse Dreams" tarda en llegar al clímax, "Eyelid's Mouth" es la peor parada del conjunto y "Rowing" es una indigna despedida de un disco tan ansiadamente deseado como "King Animal". 

¿Queda algo más por decir? Sí, la versión demo de "Worse Dreams" revela que a Soundgarden no le sienta bien la producción y se crece en los sonidos crudos, algo que por otra parte ya sabíamos y podemos confirmar con las demos de "Black Saturday",  "Bones Of Birds" (que suena bastante mejor que la versión oficial) y "A Thousand Days Before" porque, sin embargo, "By Crooked Steps" suena  poco sólida y raquítica. Y no querría despedirme sin hacer mención a la horrorosa y absurda portada de este "King Animal" que no refleja en absoluto nada del universo del grupo.

Decía Novoselic que la vuelta de Soundgarden era lo que el mundo necesitaba, sin duda le perdía la pasión como a todos nosotros, lástima que Kurt no esté vivo para añadir su mala leche y hacer algún comentario irónico.  Sí, están Chris, Kim, Ben y Matt pero falta la magia y, lo peor de todo, las buenas canciones. Decepcionante.


© 2012 Jim Tonic