Crónica: Slayer (Madrid) 02.06.2017

SETLIST: Repentless/ The Antichrist/ Disciple/ Postmortem/ Hallowed Point/ War Ensemble/ When the Stillness Comes/ You Against You/ Mandatory Suicide/ Fight Till Death/ Dead Skin Mask/ Hate Worldwide/ Pride in Prejudice/ Take Control/ Seasons in the Abyss/ Born of Fire/ South of Heaven/ Raining Blood/ Black Magic/ Angel of Death/

Es cierto, estamos todos de acuerdo en que Slayer nos visitan con mucha frecuencia pero ni aún así soy capaz de perderme un concierto suyo si pasan por mi ciudad desde aquel lejano 1996 en que asistí, por primera vez, a uno de sus directos. Desde entonces, constantes cambios en la formación y discos (algunos más acertados que otros, todo hay que decirlo) pero más que nada la irreparable pérdida de Jeff Hanneman, aquel que supo componer algunos de los riffs más famosos del género. A estas alturas, Gary Holt hace ya tiempo que reparte como puede su tiempo entre Slayer y su banda Exodus (inclinándose siempre la balanza en desigual peso como es de esperar) y lo cierto es que se le ve más suelto que nunca. Puede parecer una obviedad pero todavía recuerdo cuando Holt todavía parecía el reemplazo temporal de Hanneman frente a la remota posibilidad de que este regresase a la banda (¡qué inocentes éramos o quizá qué ganas teníamos de volver a ver a Jeff plenamente recuperado!), en aquella primera gira, Gary Holt se mostraba tan profesional como siempre pero mucho más tibio, sin asumir el papel que ahora interpreta. Y Bostaph, por su parte, ha conseguido con su fortísima pegada que el debate sobre el regreso de Lombardo se haya cerrado definitivamente. 

A todo esto hay que sumarle la publicación de un álbum como “Repentless” (2015) que sin ser una joya, ni mucho menos, cumple su papel más que de sobra y posee algunos riffs que en directo funcionan como un tiro pero también abren un nuevo debate acerca de la composición y es que muchos creen que la pluma de Holt sería vital para que Slayer entrase definitivamente en una nueva época gloriosa frente a ese sector más conservador que entiende que King debe continuar en su feudo tras la muerte de Jeff. Está claro que Holt es mucho mejor músico que Kerry King e incluso que Jeff Hanneman (no creo que nadie pueda discutir algo semejante por mucho que su visión sea empañada por la nostalgia o la añoranza) pero no nos olvidemos de que si algo hacía especial al guitarrista de Slayer no fue su pericia a las seis cuerdas sino su composición, ¿cómo es posible que escribiese tal cantidad de inolvidables riffs en aquellos años, acaso hizo un pacto con el mismísimo diablo?

Una sala La Riviera llena hasta la bandera (mejor dicho; hasta la palmera), la tarima de Bostaph elevada frente a sus compañeros y la ya clásica introducción de “Delusions of Saviour” antes de atacar “Repentless” con Holt siendo literalmente electrocutado y un Araya que no tuvo más remedio que sonreír ante un público que cantó desde el primer momento ese estribillo que reza: “Live fast, on high, repentless, let it ride!!” Debo haber visto a Slayer unas cinco veces tan sólo en esta última gira de “Repentless” (y habrá una sexta este mes en el gigantesco Hellfest) y he de reconocer que afirmar que suenan “rodados” podrá parecer una tontería pero las canciones de su último álbum han ganado en soltura y solidez. “You Against You”, por ejemplo, suena aún más agresiva y contundente (lástima que no pueda decir lo mismo de “When the Stillness Comes”, una composición que tarda demasiado en arrancar) entre clásicos incontestables como “Postmortem” o “War Ensemble”. 

Otra cosa que me ha llamado la atención y refleja perfectamente el estado actual de Slayer, más allá de que sigan siendo una apisonadora en directo, es el poder de convocatoria; son una banda que siempre se ha prodigado en festivales pero en salas rara vez ha tenido la misma respuesta en taquilla (sin ir más lejos, su visita junto a Megadeth durante la famosa European Carnage del 2011 no registró lleno), sin embargo, tal y como indicaba al comienza de esta crónica, la sala estaba hasta arriba lo que demuestra la excepcional salud de la banda, su infatigable trabajo en directo, y el cálido recibimiento de “Repentless”.

Canciones menos habituales, lo cual agradezco, como “Pride In Prejudice” o “Take Control” nos llevan a un final de fiesta auténticamente mítico con “Seasons In The Abyss”, “South Of Heaven” y, cómo no, “Raining Blood” o ese “Angel Of Death” en el que es verdad que Araya hace mucho que no alcanza esa hiriente y heladora nota del comienzo pero que sigue sonando como una cuchilla.

No puedo decir que fuese el mejor concierto de la banda ni tampoco el peor, Slayer juegan en otra liga muy diferente y lo agradezco porque cuando voy a un concierto suyo no quiero más que a Kerry King agitando el mástil de su guitarra como si remase en el infierno, a Holt y Bostaph insuflándole vida a la leyenda y a Araya berreando esas canciones que ya forman parte de nuestras vidas. Siempre recordaré las palabras de un conocido cuando mucha gente criticaba la incorporación de Holt o Bostpah; “Slayer no son ninguna broma en directo” y qué razón tenía…


© 2017 Mick Brisgau